Declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, el Palau Güell, otro encargo de Eusebi Güell a su protegido, es el edificio que permitió que Gaudí abandonara el anonimato. El arquitecto diseñó esta residencia sin escatimar medios y sin límite de presupuesto. Para su construcción se emplearon las mejores piedras, el mejor hierro forjado y la mejor ebanistería, por lo que la casa se convirtió en el edificio más caro de la época.
La ubicación de este palacio urbano, en una angosta calle del casco histórico de Barcelona, impide contemplar toda la construcción desde el exterior. Tampoco las condiciones del solar ni la zona en la que se sitúa eran demasiado esperanzadoras. Aun así, Güell decidió fijar allí su residencia con dos propósitos: no abandonar las propiedades familiares y conseguir cambiar la mala fama del lugar.
La sobria fachada de piedra poco hace presagiar la majestuosidad del interior en el que Gaudí desplegó un lujo inaudito. Más de 25 diseños precedieron a la fachada definitiva, que se resolvió con unas contundentes líneas historicistas y unos sutiles aires clásicos. Dos grandes puertas en forma de arcos parabólicos permiten la entrada de carruajes y peatones al edificio, que dispone de un sótano, cuatro plantas y una azotea.
Para acceder a los sótanos, en los que se situaron una cuadra y una habitación para el caballerizo y el guardés, Gaudí creó dos rampas, una para el servicio y otra para los caballos. La planta baja se sitúa a nivel de la calle y la escalera principal que preside la entrada se ubicó entre dos vestíbulos. Por esta escalera se llega al entresuelo, con un despacho, el archivo o la sala de espera. Otra escalera lleva a la planta noble, en la que hay una antesala, una sala de visitas, un tocador y una sala de paso que conduce al hall. En la planta noble también se ubicaron el comedor, la sala de confianza, un billar y una capilla-oratorio. Anexos al salón, sobre la planta noble, están los dormitorios, baños y tocadores. Y la buhardilla se reservó para las habitaciones del servicio, la cocina y el lavadero.
El Palau Güell fue durante varios años un centro social, político y cultural. Confiscado por los anarquistas durante la Guerra Civil (1936-1939), se empleó como caserna y centro carcelario. En 1945 fue adquirido por la Diputación. Actualmente es el punto de inicio de la Ruta del Modernismo.
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