Caravaggio: Los últimos años

Se ha dejado al pintor a principios de siglo. Un tratadista flamenco, Karel van Mander, en sus Vidas de pintores (1604), al hablar de Caravaggio describe su conducta desordenada y confiesa que es una persona de la cual resulta difícil hacerse amigo. Hacia 1603-1605 sitúan los especialistas el cuadro de la Virgen de Loreto (Galería de Arte Antiguo, Roma). En 1604 su gran tela el Santo Entierro es colocada en la iglesia de la Vallicella (hoy en los Museos Vaticanos). Sin embargo, no hay año que pase y no traiga un asunto turbio o una historia grave de Caravaggio con la policía.
En 1605 purga una pena de prisión, al salir de ella hiere a un hombre, escapa de Roma y se refugia en Génova. Más tarde regresa y se reconcilia con su víctima. Esa vida de violencia no le impide seguir pintando. El mismo año comienza La muerte de la Virgen (Louvre), que concluirá al año siguiente. Los frailes lo rehúsan y el joven Rúbens lo hará comprar, más tarde, por su patrono italiano, el duque de Mantua. El cardenal Borghese adquiere algunos otros cuadros con los que ha tenido dificultades: por ejemplo, la llamada Madona de los Palafreneros (Galería Borghese), además del San Jerónimo (Galería Borghese) y el David, también en la misma galería romana.
El año de 1606 va a ser definitivo en la vida del pintor: en una pelea callejera mata a un compañero de juego, escapa otra vez de Roma, pero esta vez busca refugio en casa de Marzio Colonna, cuñado del marqués de Caravaggio. Necesitado de dinero pinta para su protector una Magdalena (se desconoce el paradero, pero hay buenas copias) y una Cena de Emaús (Brera, Milán) y con el producto de la venta puede seguir camino a Nápoles.
Mientras los amigos influyentes hacen trámites en Roma para lograr el perdón, Caravaggio sigue pintando infatigablemente. Realiza así una Resurrección de Cristo y un San Francisco recibiendo los estigmas (cuadros extraviados), las Siete obras de Misericordia (iglesia del Pió Monte de la Misericordia, Nápoles) y una Flagelación (Santo Domingo, Nápoles). Por esa misma época salen en venta -siempre en Nápoles-la Madona del Rosario (Kunsthistorisches Museum, Viena) y una Judith y Holofernes (col. Coppi, Roma). En 1608 hay rastros de la presencia de Caravaggio en la isla de Malta, donde parece pintar dos retratos del Maestre Alof de Wignacourt (uno de ellos en el Louvre, que Longhi no acepta como auténtico). De aquella estancia provienen también: un Amor dormido (Pitti, Florencia), un San Jerónimo y una gran Decapitación de San Juan Bautista, ambos de la catedral de San Juan, en La Valetta. Todas estas obras debieron ser expedientes de Caravaggio para ser nombrado Caballero de la Orden de Malta. Pero una vez que lo logra llegan noticias de su proceso romano a la isla: es detenido, se evade y, al hacerlo, queda excluido de la Orden que lo acababa de admitir. Su destino lo lleva esta vez a Siracusa, donde va a pintar un Entierro de Santa Lucía (iglesia de Santa Lucía, Siracusa).
Poco más tarde -ya en el año 1609- se encuentra aún en Sicilia, pero esta vez en Mesina, en donde ejecuta otro cuadro de grandes dimensiones: la Resurrección de Lázaro (Museo Nacional, Mesina). A pesar de que se va alejando, se diría que aun en Mesina teme la venganza de los malteses: la próxima etapa en su huida será Palermo. Con la fama que ya tiene, encuentra inmediatamente ocupación y es allí donde pinta, para el Oratorio de San Lorenzo, una Natividad que sigue en el sitio para el que fuera creada. Su inquietud lo va a llevar entonces otra vez a Nápoles, con tan mala suerte que allí lo atacan, hiriéndole de gravedad a la puerta de la posada alemana de Ceriglio. En realidad, pasa los primeros meses de 1610 restableciéndose, mientras sus relaciones en Roma interceden por él.
En julio de ese año se embarca en una falúa que lo lleva a Porto Ercole, guarnición española en la frontera misma de los Estados pontificios. Detenido por error, pierde su barco y se obstina, imprudente, en permanecer todo el día en la playa sin cuidarse del implacable calor del verano. Sin duda víctima de una insolación muere solo y abandonado el 18 de julio de 1610, antes de cumplir los treinta y siete años de una vida fecunda pero salvaje. El perdón de Roma le había sido concedido demasiado tarde.

 

Madona de los Palafreneros de Caravaggio
Madona de los Palafreneros de Caravaggio (Galería Borghese, Roma). Obra pintada en 1605 para la cofradía de los palafreneros, que muestra a una Virgen, dulce y solícita, sosteniendo al Niño.