La estructura social tomaba como base la riqueza económica, que estaba en manos de un limitado número de personas. Una mayoritaria plebe estaba unida a la aristocracia mediante la esclavitud o la clientela.
La potencia del Estado etrusco necesitaba la fuerza de las armas, dado que no bastaban las extraordinarias defensas de sus ciudades, por lo común amuralladas. El ejército etrusco fue muy completo y aguerrido, como testimonian distintos hechos militares (conquista de Roma por Porsenna, guerras entre Roma, Veyes y Fidenes).
Las armas, tanto ofensivas como defensivas, se conocen en su mayoría, puesto que han llegado hasta nuestros días, al ser depositadas como ajuares en las tumbas. Yelmos con penachos, hachas bipennes, falcatas, escudos, carros de combate y de parada, lanzas y jabalinas… demuestran la importancia militar de los etruscos, convertidos en dueños de Italia durante muchos siglos.
Aspecto interesante y prácticamente desconocido es el de la marina etrusca, tanto la de carácter mercantil como la de guerra (se conoce la batalla de Alalia, de 540 a.C., en la que derrotaron a los foceos). Lamentablemente, sólo algunas pinturas en tumbas y cerámicas nos ilustran sobre este particular.
Etruria tuvo una vida económica próspera. Cereales, vino, aceite, lino, maderas, metales fueron productos que distribuyeron por todas direcciones. La abundancia de materias primas, ganaderas, mineras y artesanas fue la base de su talasocracia y de su comercio. Sus productos se vendían en casi todos los mercados de los siglos V y IV antes de Cristo.
Los fenicios, los jonios, los cartagineses, los romanos sostuvieron relaciones económicas con ellos.
Sicilia, Italia, Galia, Hispania, Cartago y buena parte del actual territorio europeo han testimoniado restos etruscos. Si en un principio el comercio se basó en simple trueque de productos, luego la aparición de la moneda facilitó la actividad comercial, muchas veces sustituida por la piratería, en la que asimismo destacaron, pues se sabe que atacaban periódicamente las costas de Sicilia, del Peloponeso y del Egeo.
Volver a Arte etrusco