El palacio municipal de Brujas fue empezado en 1377. Es un edificio alto, rectangular, decorado con estatuas de los condes de Flandes entre las ventanas; en los extremos y en el centro de la fachada (restaurada el siglo pasado) hay tres elegantes torrecillas octogonales, en saledizo, coronadas por sendas flechas.
El Hotel-de-Ville de Bruselas es el más rico y el más correcto; tiene también la misma silueta cúbica, con una torre central, concluida ya en el último período del arte gótico. Todos sus arquitectos fueron locales, pero un último constructor flamenco, Juan van Ruysbroeck, dio la última mano al edificio, ya en 1449.
Del siglo XVI son los bellos palacios comunales de Gante y de Audenarde y la llamada Maison du Roí, en Bruselas, el edificio más suntuoso de todo Flandes y Brabante. Estos monumentos municipales, así como los innumerables libros castellanos impresos en los Países Bajos durante los siglos XVI y XVII prueban de una manera evidente que el gobierno de los virreyes españoles no fue, en ningún aspecto, refractario a las manifestaciones de la cultura y del arte.
Edificio de otro carácter puramente militar y medieval, por todos los conceptos, es el formidable castillo de los condes de Flandes, en Gante; enorme recinto de murallas interrumpidas de trecho en trecho con torres circulares y barbacanas, y rodeado por un foso lleno de agua, es una de las más importantes fortalezas de Europa. Construido en el siglo XII, este castillo, impresionante por su aire sombrío, tomó como modelo las fortalezas construidas por los cruzados en el desierto de Siria.
En Holanda, el arte gótico se introdujo partiendo de un centro de Flandes, la ciudad de Tournai. La catedral de esta ciudad es monumento importante del estilo románico, pero en la misma localidad hay cuatro iglesias más, genuinamente francesas, construidas en el siglo XIII. El edificio llamado Sala de los Caballeros, en el Binnenhof de La Haya, es el mejor monumento gótico de arquitectura civil en Holanda.
Tanto en Bélgica como en Holanda abundan las casas particulares de estilo gótico; en muchas ciudades, ciertas calles se hallan aún como en la Edad Media. Así, por ejemplo, el famoso Grasslei o Muelle de la hierba de Gante (en el que aún se conserva una fachada del siglo XII, junto a otras del XIV y del XV), la plaza central de Delft, y el Kornmarkt o Grand Tlace de Bruselas cuyas fachadas fueron, sin embargo, casi todas renovadas a consecuencia del bombardeo de 1695.
Brujas, actualmente solitaria y silenciosa, se conserva como una ciudad momificada. Fue un centro de actividad comercial extraordinaria a mediados del siglo XV, y sus ricos mercaderes fueron verdaderos mecenas de las artes. Así, Brujas fue un verdadero núcleo de formación y expansión del estilo del Renacimiento para los países del centro y el norte de Europa. Sus calles tienen aún largas series de casas con fachadas góticas, del tipo tradicional de los Países Bajos, rematando en un piñón escalonado.
Los cuadros de los pintores de la época dan idea del confortable y lujoso interior de aquellas casas de los mercaderes flamencos, con los elegantes muebles, ricas alfombras y tapices orientales que alhajaban sus habitaciones, decoradas de arrimaderos góticos y sobriamente iluminadas por ventanales de vidrios de colores.
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