Hubert y Jan van Eyck

 

Pero este Renacimiento contemporáneo del que entonces apuntaba en Florencia, no hubiera sido de consecuencias tan trascendentales sin la escuela cuyos introductores fueron los hermanos Hubert y Jan van Eyck. Jan van Eyck era natural de Maaseyck, cerca de Maastricht, en Holanda. En cuanto a Hubert, bien poco se sabe; tan poco, que en años recientes alcanzó resonancia una tesis según la cual jamás había existido, a pesar de figurar su nombre en la inscripción de la Adoración del Cordero Místico, obra de ambos hermanos. Sin embargo, tal tesis, a la postre, ha tenido que desecharse. Hubert falleció en 1426 y fue enterrado en Gante, en la catedral de San Bavón, que guarda la famosa obra de ambos hermanos.
Sabemos que entre 1422 y 1425 Jan ostentó el título de peintre et varlet de chambre de Juan de Baviera, conde de Holanda, para quien realizó ciertos trabajos en La Haya. Al morir su patrono, Jan, bajo el mismo título que antes tuviera, pasó a recibir el mecenazgo de Felipe el Bueno, duque de Borgoña. Su entrada en la casa ducal borgoñona debió de coincidir con el fallecimiento de su primer señor, ya que en 1425 recibió un pago por una misión secreta que para el duque realizó fuera del país. Fue el primero de varios misteriosos viajes que realizó desde Brujas, su residencia habitual.
En 1432, terminaba el gran políptico del Cordero Místico, de Gante, que había empezado con su hermano, obra de la que se tratará en seguida. Sin embargo, antes hay que decir que ninguna obra cierta se conserva de Hubert y que tampoco se ha podido aclarar cuáles fueron las partes por él pintadas en el famoso políptico de Gante, cuya realización debió durar muchos años. Se le habían atribuido, modernamente, las Tres Marías ante el sepulcro, pintura sobre tabla que años atrás pasó de una colección inglesa a la holandesa Van Beuningen, y que hoy se exhibe en el Museo Boymans, de Rótterdam, obra que se tiene hoy como la primeriza de Jan.
La inscripción puesta, en versos leoninos latinos, en el marco del políptico está ilegible, en parte, y dice: El pintor Hubert de Eyck, mayor que ningún otro, comenzó esta obra, que Jan, su hermano, el segundo en su arte, se encargó de concluir, a instancias de lodocus Vydt... quedando colocada el día 6 de mayo del año 1432.
En tiempo de la Revolución, el políptico fue llevado a París, pero después fue devuelto a su lugar, aunque incompleto. Las puertas pintadas, que también volvieron a Gante, no se colocaron sobre el altar, sino que fueron vendidas por el Cabildo y pasaron por varias manos hasta ser compradas por el rey de Prusia por 400.000 francos. Antes de la guerra de 1914-1918 estaban todavía en Berlín, pero el tratado de Versalles obligó a Alemania a devolver estas tablas, y en 1920 se completó otra vez el políptico, que se halla hoy en la iglesia de San Bavón, catedral de Gante, en el lugar para el cual había sido pintado. Pero en 1934 fue robada la tabla de los Jueces Justos (o sea la que aparece abajo en el extremo de la izquierda, cuando el políptico se halla abierto en toda su amplitud), y ha tenido que ser sustituida por una fiel copia que de ella existía.
En las puertas o postigos hay pintados los retratos de Josse Vijd y su esposa Isabella Borluut, los donantes del políptico. Sobre ellos, en la parte central, la Anunciación a María ante una ventana abierta por la que se contempla la perspectiva de una calle de Gante. En lo alto de las puertas cerradas, los dos profetas y dos sibilas, que son como la premonición de lo que habrá de encontrarse realizado en el interior: la venida del Cordero Místico que redimirá al mundo. Al abrir los postigos, el espacio, naturalmente, se duplica y se despliega en una visión magnífica. En lo alto, en el centro, está representado el Padre Eterno, en su trono de gloria, con María y el Precursor, los dos seres que primero poseían el conocimiento de la encarnación del Cordero Divino. A cada lado se halla un grupo maravilloso de ángeles que cantan y pulsan instrumentos músicos, manifestando su alegría por la obra de la Redención. Después, en los extremos, Adán y Eva, para quienes la obra se ha consumado, aparecen desnudos, pintados con admirable realismo. Esta es la zona superior, dividida en siete cuadros; debajo sólo hay cinco, y aun componiendo una escena única: la adoración del Cordero por todo lo más noble de la Humanidad.

La Virgen del canónigo Van der Paele de Jan van Eyck

La Virgen del canónigo Van der Paele de Jan van Eyck (Museo Comunal de Bellas Artes, Brujas), Esta obra, fechada en 1436, también se conoce por La Virgen en el trono con el Niño, San Donada no y el donante presentado por San Jorge. La espectacular escena entre estos ilustres personales -retratados a unos dos tercios de su tamaño natural, con una gran agudeza y una maestría sin par- se desarrolla en un edificio románico, quizás el ábside de una iglesia. San Donaciano, a la izquierda, con aire extremadamente digno y rostro de intelectual, con su suntuoso brocado azul, contrasta con la figura de la Virgen, una mujer de mediana edad, sencilla y con una llana serenidad. El Niño parece asustado por el caballero San Jorge, que se quita el yelmo. El canónigo Van der Paele, anciano y enfermo, es uno de los mejores retratos de Jan van Eyck.

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