La taurocatapsia


La Taurocatapsia (Taurokathapsia) es una de las pinturas murales que embellecían las paredes del palacio de Cnosos. Situada concretamente en el ala este, se fecha hacia el 1500-1400 a.C.
El palacio de Cnosos, descubierto por sir Arthur Evans en el año 1900, sigue siendo todavía el más grande de todos los complejos palaciegos de la era minoica. Sus dimensiones y la decoración mural de sus distintas estancias son reflejo de la magnificencia y prosperidad económica que debió de caracterizar a la sociedad cretense durante su auge.
Las estancias y pasillos tenían una organización tan compleja que se podría afirmar que constituían un auténtico laberinto: eran las ruinas del palacio del mítico rey Minos, padre de Ariadna y Fedra, dueño del laberinto y del monstruoso Minotauro que habitaba en él. El hallazgo de las ruinas del complejo arquitectónico demostraba la existencia real de este lugar.
Cuenta la leyenda que Minos, rey de Creta, mandó construir al genial arquitecto Dédalo un inmenso palacio llamado Laberinto, en el cual, por su número de habitaciones, pasillos y terrazas, encontrar la salida resultaba prácticamente imposible. En el Laberinto, Minos hizo encerrar al Minotauro, un monstruo con cuerpo humano y cabeza de toro, nacido de la unión de Pasifae con un toro marino. El héroe Teseo, con la ayuda de Ariadna que le ofreció un ovillo de hilo, lo encontró y lo mató.
Los muros del palacio de Cnosos estaban recubiertos con hermosos frescos de gran lujo y calidad. Sus temas se centran en rituales y festivales religiosos aunque es habitual la presencia de motivos tomados del mundo natural, como plantas y animales. Pero quizás, por su refinada factura, el más interesante sea el hallado en una de las habitaciones y que representa la Taurocatapsia.
La Taurocatapsia que escenifica esta pintura mural consistía para los minoicos en efectuar volteretas acrobáticas sobre el toro, realizadas muy probablemente en el gran patio central del palacio, adaptado para la ocasión como arena. Es la ceremonia religiosa mejor conocida de la civilización minoica, aunque su significado es de difícil interpretación. El salto del toro era uno de los juegos cretenses más famosos, y consistía, pues, en realizar peligrosos saltos sobre el animal mientras otra persona trataba de sujetar los cuernos para evitar posibles embestidas.
En el fresco en cuestión, el atleta, asistido por dos doncellas, aparece representado en rojo y las mujeres en blanco, una convención artística adoptada, posiblemente, del arte egipcio.
Cabe mencionar las numerosas representaciones femeninas en los frescos de las paredes, tanto del palacio de Cnosos como en otros situados también en Creta. Las mujeres aparecen con mayor frecuencia que los hombres y como en este caso aparecen interviniendo en las famosas piruetas del salto del toro. Este testimonio pictórico demuestra el papel predominante de las mujeres en las escenas ceremoniales de la cultura minoica.
El mural de estuco pintado, con unas medidas de 150 x 78 cm, se alberga en el Museo de Heraclion, como una buena muestra de la finura artística del palacio del rey Minos.

La taurocatapsia

La taurocatapsia (Detalle)