Kreussen, cerca de Bayreuth, en Baviera, fue el centro del cuarto y más costoso estilo de vidriado a la sal. Desde comienzos del siglo XVI, se habían hecho en Kreussen vasijas vidriadas a la sal, de color gris amarronado claro, así como estufas, y fue partiendo de esta cerámica como se desarrolló el nuevo estilo, estimulado por los populares cacharros de mayólica que habían llegado a Alemania desde Italia durante algún tiempo.
Había ya en Kreussen una industria de pintura de vidrio, largamente establecida, que usaba vidriado de plomo opaco de baja temperatura, conocido como esmalte, aplicado sobre los vidrios, gran cantidad de los cuales se utilizaron en iglesias y catedrales.
Esta técnica se adaptó para utilizarla en las vasijas vidriadas a la sal, fundiéndolos en una segunda cocción a baja temperatura. Se comenzó a utilizar alrededor del 1620, durante unos 130 años. Las vasijas se hacían de arcilla marrón grisácea y las formas se mantuvieron bastante sencillas. Las dos formas más populares fueron la canette o pichel para beber, baja y ancha, y los jarros lisos oviformes.
Los esmaltes opacos de colores brillantes, se pintaban sobre un fondo liso. A menudo se utilizaba un vidriado oscuro, que proporcionaba un vivo contraste con los esmaltes brillantes. Los dibujos tradicionales se llevaban a cabo cuidadosamente y producían un efecto agradable. A menudo se emplearon pinturas de vidriados para decorar las vasijas y se utilizaron con gran éxito bandas de figuras, como «planetas», «apóstoles» y «elector». En trabajos posteriores se recubría todo el cuerpo con decoración esmaltada y el efecto se hizo basto y sobrecargado.