Según la leyenda, Roma se fundó en 753 a.C., pero no fue hasta el siglo V a.C. cuando los romanos se liberaron de los etruscos y dio comienzo un imperio más grande que cualquier otro de los que habían aparecido anteriormente. Hacia el 275 a.C. Roma gobernaba la totalidad de la península itálica.
Anteriormente Grecia había colonizado partes del sur de Italia, especialmente mediante establecimientos comerciales, mientras que al norte de Roma los etruscos habían desarrollado una cultura de inspiración griega. Gradualmente, Roma creció en tamaño y fuerza, conquistando los países vecinos y absorbió una variedad de influencias más amplia de la que habían absorbido los griegos.
A menudo la cerámica romana se compara desfavorablemente con la producida por los griegos, pero esta comparación no hace justicia a la habilidad de los romanos, quienes producían vasijas para una sociedad de clases muy diferentes y con diferentes necesidades.
Los romanos estaban interesados en la ingeniería y la construcción y esperaban extender el conocimiento técnico y el gobierno ordenado a través de su imperio. Estimulaban el crecimiento en el Imperio de industrias que pudiesen producir el tipo y calidad de bienes que necesitaban. Una parte de la ideología romana era que los países conquistados conservase en la medida de lo posible, sus costumbres, y que fuesen capaces de producir bienes y edificios que reforzasen este punto de vista.
Los métodos de producción tendían a ser rápidos, eficaces y efectivos, para hacer frente una demanda creciente, y ser llevados a cabo de manera que los métodos de producción pudiesen utilizarse en distintos países. También era mucho más fácil hacer las vasijas en plaza que transportar objetos frágiles.
Esto dio lugar al desarrollo por los romanos de la fabricación de una serie de vasijas, con una superficie roja brillante, llamada cerámica de brillo rojo, corrientemente hecha según diseños cuidadosamente realizados. Algunas se dejaban lisas y otras se decoraban. También crearon otros estilos, así como la cerámica «basta» para uso general.