Fue la invasión musulmana de España y el establecimiento del Califato de Córdoba, en 756 d.C., bajo los Omeyas, lo que introdujo una cultura nueva y completamente diferente. Esta cultura musulmana condujo, con el tiempo, al desarrollo de un nuevo estilo de cerámica, cuya influencia se extendió a través de Europa.
Córdoba se convirtió en el centro intelectual del mundo occidental durante el período Omeya (756-1031 d.C.); los escolares cristianos de Francia e Italia estudiaban árabe y se intercambiaron ideas.
El comercio fue intenso, especialmente con los países islámicos. Las excavaciones indican que se importaron de Mesopotamia considerables cantidades de cerámica. Por ejemplo, en Medina Azara, en los alrededores de Córdoba, se han realizado excavaciones y hallado fragmentos de cerámica de lustre de origen mesopotámico, datada en la última parte del siglo X.
Tales fragmentos solamente se han encontrado en los lugares de los palacios, lo que indica que la cerámica de lustre era un elemento lujoso, muy admirado y caro.
Botella de gollete alto decorada en verde manganeso con la leyenda cúfica al mulk (el poder), muy en la línea de las producciones cordobesas de Madinat al-Zahra (siglo X). Se trata de una pieza de lujo procedente del yacimiento de Mesas de Asta, el cual ha aportado un rico y variado elenco de cerámicas hispano-musulmanas correspondientes en su mayoría al periodo califal.