Sólo llegó a utilizarse otro estilo característico de cerámica. Alrededor del 580 a.C., los ceramistas comenzaron a pintar el fondo de las vasijas de blanco, que a menudo se complementaba con frotados de color en morado y ocre amarillo; este estilo, hecho en Atenas, se conoce como cerámica ática de fondo blanco.
Puesto que el engobe blanco del fondo era frágil, esta técnica se reservaba para vasijas más bien preciosas, por ejemplo, frasquitos para aceites y ofrendas funerarias.
Las escenas representadas en ellas tienden a ser de naturaleza pacífica y las vasijas como conjunto son encantadoras y delicadas. A menudo los recipientes pequeños se ocultaban en el interior de recipientes más grandes.
Gradualmente, mientras los griegos guerreaban con Persia y se debilitaban las ciudades-estado, declinó la calidad, la belleza y el arte de la cerámica griega. Finalmente, los romanos ocuparon la mayor parte de Grecia y se apoderaron de las partes técnicas de la cerámica griega que necesitaban y la adaptaron a su uso propio.