La cerámica azul y blanca Ming fue importada de China a últimos del siglo XIV y una vez más los ceramistas islámicos se estimularon por la pericia e inventiva de las vasijas chinas.
Las primeras de estas cerámicas fueron pequeños cuencos hechos en Persia que tenían una decoración azul pintada en el vidriado incoloro transparente sin cocer, sobre un fondo blanco.
El follaje, a menudo delicadamente intercalado con pájaros volando, es típico de los primeros dibujos. La interrupción del comercio con China en el siglo XVII, al final de la dinastía Ming, incitó a los comerciantes a hacer sus pedidos de cerámica azul y blanca a los ceramistas islámicos.
Esto impulsó aún más la copia de dibujos chinos, con temas como dragones, peonías y motivos de nubes, y a menudo contorneados de negro. Algunas cerámicas azules y blancas se hicieron en Siria, pero la mayoría se hicieron en Persia, en Meshhed y Kirman, donde la producción continuó hasta el siglo XIX.