La cuarta técnica importante utilizada por los ceramistas musulmanes de esta época fue del lustre. Para lograr el efecto de lustre, el ceramista debe tener un conocimiento detallado y una gran destreza, pues la diferencia entre el éxito y el fracaso es muy ligera; demasiado calor y el lustre se quemará, demasiado poco y no brillará.
Se dice que el lustre fue inspirado por los famosos platos de oro, hechos por los orives sasánidas; su uso estaba extendido hacia el final de siglo IX. Es una de las pocas técnicas utilizadas por los ceramistas islámicos de la que puede verdaderamente decirse que es completamente indígena del Oriente Próximo más que de China.
Se cree que la técnica se inventó en Egipto, para usarse sobre vidrio, aproximadamente 700-800 d.C., y fue llevada por los trabajadores artesanos a Mesopotamia. En resumen, la técnica implica la preparación de una mezcla especial de sulfates de oro, plata o cobre y ocre, rojo o amarillo, que actúa como medio para la pintura. La mezcla se pinta sobre el vidriado cocido y la vasija se cuece por tercera vez en una atmósfera humosa (reductora) a baja temperatura.
El óxido metálico, reducido a metal, queda suspendido en el vidriado que aparece en esta etapa como una película metálica mate. El bruñido quita el ocre y revela el lustre con toda su brillantez. Desgraciadamente, el lustre no mantiene su brillo y con los años cambia frecuentemente de color y se hace mate.
El trabajo primitivo del lustre tiende a ser de mayor colorido y a menudo era utilizado en combinación con otro tipo de pigmento colorante. En algunas vasijas se utilizó lustre liso de oro, sobre un vidriado blanco de estaño; en otro se utilizó rubí sobre un fondo blanco, solo o en combinación con otros colores y también se llevó a cabo trabajo de lustre de oro y plata. Cuando la capa de lustre era muy delgada aparecía una coloración marrón amarilla u oliva. La técnica era tan difícil que algunos centros, por ejemplo, Nishapur en Persia, fracasaron en producirla con éxito; aquí se iba a desarrollar la técnica de pintura bajo vidriado, como se explicará más adelante. Al final del siglo IX predominaba el uso del trabajo de lustre marrón amarillo. Los primeros centros estuvieron principalmente en Mesopotamia.
La decoración del trabajo de lustre hecha en Samarra estuvo caracterizada por la ausencia de figuras humanas, prefiriéndose los motivos florales y geométricos. Otros centros de trabajo de lustre incluyeron representaciones de hombres y animales en sus dibujos, aunque a menudo en disposiciones muy estilizadas.
La cerámica de lustre de Bagdad, altamente renombrada, se exportó ampliamente, alcanzando lugares como Samarcanda, Brahminabad en Sind, Egipto y Medina Azara, cerca de Córdoba, en el sur de España. Hacia el final del siglo X, sin embargo, la industria se había reducido notablemente y la mayoría de los ceramistas de cerámica de lustre, se habían trasladado a trabajar para la corte fadmita, establecida recientemente en El Cairo.