Influenciada por el trabajo de grabado del metal sasánida, la técnica de esgrafiado se desarrolló ampliamente en Persia en el siglo X.
Los ceramistas mesopotámicos habían utilizado esta técnica en sus cuencos vidriados al plomo bajo decoración de color salpicado, pero los ceramistas persas desarrollaron la técnica mucho más plenamente. El estilo llamado «champlevé» o tallado del distrito de Garrus, situado al sudeste del mar Caspio, se caracterizaba por grandes zonas de engobe blanco dejadas sobre un fondo negro y fue una técnica de extraordinario éxito, llevada a su perfección a finales del siglo XII y en el siglo XIII.
A veces el vidriado transparente era incoloro y otras tintado de verde. Finas líneas rayadas a través del engobe, en dibujos geométricos sencillos, producían un efecto mucho más agradable que el metal cincelado.
En los distritos de Amol y Aghkand se pintó con óxidos coloreados, verde, marrón y morado, sobre el engobe tallado y se incorporaron a los dibujos animales y pájaros.