Siria, situada al noroeste de Mesopotamia sobre el curso superior del Eúfrates, y Anatolia en Asia Menor, presenta desarrollos similares al de Mesopotamia. Sin embargo, la naturaleza de esta zona, como punto de unión entre el este y el oeste, implica influencias de ambas direcciones y es muy difícil aislar e identificar los estilos de cerámica, que muestran influencias en las formas técnicas y decoración de países de gran parte del Mediterráneo y del Oriente Próximo.
La cerámica, finamente ejecutada y decorada con motivos sencillos y precisos en espiral, data en Anatolia de antes del 4000 a.C. y su origen se ha relacionado con la cerámica mesopotámica, a la que es probable que influenciara posteriormente. Los contactos sirios con Mesopotamia pueden identificarse en época tan temprana como 3500 a.C., entre otras cosas por las similitudes en los detalles artísticos y la pintura al fresco y puede aceptarse que estos contactos favorecieron el intercambio de información acerca de la cerámica.
Por ejemplo, la forma de cálices, botellas, cuencos y vasos, encontrados en Siria, muestran una marcada influencia mesopotámica. También pueden verse en algunas cerámicas estilos que se desarrollaron en áreas fronterizas del Mediterráneo, al oeste. Botellas encontradas en Siria, fechadas más allá de 2500 a.C., muestran influencias de la Creta preminoica y del área del Egeo. En algunas cerámicas puede verse la mezcla de estilos del Este y del Oeste.
Todos los estilos locales fueron más o menos destruidos cuando los ejércitos asirios destruyeron las ciudades sirias, en los siglos IX a VII a.C. Un siglo más tarde, en 538 a.C., los babilonios, que habían conquistado a los asirios del norte de Mesopotamia, fueron derrotados por los persas aliados con los medas. Así, toda la zona, incluyendo la meseta iraní, cayó bajo el control de un solo gobernante, lo que ayudó a unificar los estilos y técnicas.
Esta zona, con su larga tradición de cerámica finamente ejecutada y ricamente decorada, vio finalmente la elevación al poder del imperio islámico, lo cual continuó favoreciendo la cerámica decorada con diseños y motivos; siendo éstas unas de sus características más importantes.