Las guerras contra Asiría y Egipto

Hacia el siglo XVI a.C., hititas y egipcios constituían las dos potencias más importantes del Próximo Oriente. Pero precisamente de esta posición derivaba, por una parte, el potencial enfrentamiento entre dichas potencias, y por otra, la constante pugna con los países vecinos, entre los cuales destacaban los hicsos y los hurritas que ocupaban Asiría y la Alta Mesopotamia. Los enfrentamientos de los hititas con Asiría y Egipto fueron numerosos.
Tras un largo sometimiento al poderoso reino de Mitani, Azur-Uballit I de Asiría, que había sido su vasallo, se apoderó de parte de sus estados, consiguiendo con ello que Asiría se convirtiera nuevamente en una gran potencia. Los reyes asirios de este período (Imperio Medio asirio) sostuvieron constantes luchas con sus vecinos hititas.
Por su parte, Egipto estaba en lucha constante buscando afianzarse con una frontera natural que preservara la integridad del valle del Nilo. El faraón Tuthmosis I llevó a cabo campañas militares que le permitieron dominar la orilla oriental del Eufrates. Más tarde, en tiempos de Tuthmosis III, las expediciones de conquista se incrementaron notablemente, ocupando territorios de asirios babilonios e hititas.
Todos ellos se apresuraron a enviar emisarios con regalos para el vencedor egipcio, para congraciarse con él y conseguir alianzas políticamente favorables. No obstante, el faraón consideró como simples tributos los regalos recibidos.
El interés por el control de Siria, por su privilegiada situación, que la convertía en un enclave ideal tanto desde el punto de vista de estrategia militar como para el desarrollo comercial, enfrentó en diversas ocasiones a los hititas con los asirios. Y también los faraones del Imperio Nuevo egipcio intentaron el control de las ciudades cananeas de la costa mediterránea oriental.
Aunque, durante siglos, hititas, sirios y egipcios mantuvieron numerosos enfrentamientos, también hubo épocas de pactos y de acuerdos, principalmente entre Egipto y Asiría.
Así, el faraón Tuthmosis IV (1420-1411 a.C), de la XVIII Dinastía, estrechó vínculos de sangre con el pueblo hurrita al casarse con la princesa Mutemuya, hija del rey Artatama I, que sería madre del futuro Amenhotep III.

Bracero de terracota

Brasero de terracota (Museo del Petit Palais, París). El yacimiento de Kültepe ofrece una gran variedad de productos artísticos, que permiten conocer el modo de vida del pueblo hitita de los tres primeros siglos del II milenio a.C. En dicho yacimiento se encontraron numerosos jarros de terracota, peculiares vasijas trípode y, entre otros, este brasero fechado en el siglo xvill a.C. y realizado en cerámica de arcilla rojiza ennegrecida con betún.