Arcos y arcadas

Un arco es una construcción que abre un vano. La parte superior, o cabecero, es generalmente curva, pero puede ser desde horizontal y chato, pasando por semicircular y semielíptico, hasta abruptamente apuntado. Un arco curvo consiste en bloques en forma de cuña, o dovelas, dispuestas para soportarse unas a otras y capaces de soportar una carga. En la arquitectura clásica occidental, la última piedra, que se coloca en el centro del arco, es la clave. En los arcos góticos, apuntados, no hay clave, ya que las tensiones se propagan hacia el exterior y luego hacia abajo, con el arco soportado en los laterales y extremos. Los arcos pueden usarse también en amplios vanos de muros y cimientos. Una arcada es una serie de arcos, soportados sobre columnas o pilares, que forman una entrada abierta o un paseo cubierto, abierto a un lado. Una "arcada ciega" es una serie de arcos aplicados en la superficie de un muro, y eran una forma común de decoración en las iglesias medievales.

Arco persa

Arco persa

El gran arco de Tak Kesra, Ctesiphan (550 d.C.) formaba la abertura al vestíbulo abovedado de un palacio. El arco no es ni apuntado ni semicircular, sino más bien semielíptico. Los muros que lo flanquean están articulados con arcadas ciegas: series de arcos de medio punto y apuntados.





Arcadas superpuestas

Arcadas superpuestas

Las arcadas de la fachada del Coliseo, Roma (comenzado en 70 d. C.), están colocadas en filas conocidas como arcadas superpuestas. Las columnas se colocaban una sobre la otra, en el orden convencional: dórico, jónico y corintio. Los arcos son típicamente romanos, ya que son redondeados.

 


Arco ojival

Arco ojival

Una característica común en el estilo gótico, el arco ojival es una forma apuntada compuesta por dos dobles curvas en las que una parte es convexa y la otra cóncava, uniéndose en la punta

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