Notas de Arquitectura

El transcurso del proyecto y la representación gráfica

A medida que la idea del objeto arquitectónico que se proyecta empieza a tener carácter concreto, el arquitecto utiliza un nuevo instrumento: la representación gráfica de esta idea, el dibujo; aunque, en otras ocasiones, es el propio dibujo el que sugiere nuevas formas a la imaginación. Sucesivamente, la idea va hacia el papel y regresa a la mente transformada: para el arquitecto, el dibujo no es exclusivamente un medio de representación sino un auténtico sistema de pensamiento. El boceto es la forma gráfica que toma la telaraña de memoria e imaginación. El pulso de la mano está presente en sus líneas, y el carácter del autor queda en ellas impreso. No existen testimonios más expresivos de la actividad creadora de la arquitectura que los bocetos previos a la representación final de la obra. Progresivamente, los dibujos preliminares se perfilan. El arquitecto toma decisiones concretas y definitivas sobre el tamaño de las cosas, sobre los materiales y sobre los elementos del edificio, acordando el conjunto con los sistemas técnicos escogidos, con nuevas opiniones de los futuros usuarios y con la frontera más o menos rígida de los presupuestos económicos. Estos accidentes del transcurso del proyecto no deben entenderse como limitaciones: todo aquello que depara el camino puede ser fuente de enriquecimiento, incluso lo más prosaico. En la Roma barroca, las limitaciones económicas de la orden de los trinitarios descalzos, clientes de Borromini en la construcción del convento de San Cario, fueron la fuente de la belleza de un interior de iglesia tratado simplemente en estuco, material pobre que revela toda la elocuencia de las formas de la superficie, sin permitir la interferencia de la soberbia del mármol.
Durante las operaciones de acercamiento al final, intervienen elementos técnicamente estudiados y destinados a lograr una precisión cada vez mayor de la representación gráfica: el dibujo en sección, la escala gráfica, los diferentes símbolos de representación y las proyecciones espaciales que procuran prefigurar la visión del futuro edificio. Todos estos dibujos constituirán el conjunto final de datos necesarios para la ejecución de la obra. El edificio vagamente ideado se ha convertido en algo que está dispuesto a ser real: sus cartas de identidad son estos dibujos finales. El dibujo en sección representa el edificio cortado por un plano generalmente horizontal
o vertical. Las secciones horizontales, las plantas, nos explican la disposición de las distintas piezas, mapas del recorrido. Las verticales ofrecen datos sobre las alturas de techo y la superposición de plantas; las proyecciones sobre planos verticales, alzados, definen la apariencia de las fachadas. La escala gráfica asegura que todo lo representado sea mensurable en idéntica proporción con respecto a la realidad; un amplio abanico de símbolos gráficos y convenciones sobre la representación ayuda a identificar los elementos diseñados, y las proyecciones en perspectiva procuran imágenes características del edificio. Del mismo modo, estos instrumentos gráficos se utilizan para la representación de proyectos de ciudades, plazas, monumentos y jardines, o bien para la representación de objetos de pequeño tamaño, como útiles domésticos o muebles. En estos casos el sistema de representación se adapta al proyecto, utilizando escalas gráficas adecuadas y símbolos y convenciones propias de cada ámbito, desde el territorial y urbano hasta el doméstico. El sistema usual de representación gráfica de la arquitectura no es el único camino hacia las obras construidas; fundamentalmente, no lo ha sido en otras épocas de la historia. La ejecución directa de la obra o un sistema más vago de definición gráfica han dado lugar a obras de gran complejidad. No se conocen documentos gráficos de obras remotas en el tiempo: quizá no existieran nunca, quizá se hayan perdido; algunos dibujos de templos medievales son sorprendentemente imprecisos, aunque los compensaba la presencia constante de los maestros de obra en el momento de su construcción. La precisión de los documentos gráficos se ha desarrollado en paralelo el conocimiento técnico de la visión, al uso de aparatos geométricos y, en general, a la carrera científica abierta por el Renacimiento.

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