Paul Klee

Barakken-Siedelung, Colonia de barracas

 

1932
Óleo sobre yuta rodeada de gasa sobre aglomerado, 77 x 52,9 cm.
Basilea, Kunstmuseum.
El viaje a Egipto genera una serie de obras peculiares centradas en temas arquitectónicos. La fascinación de las arquitecturas de los países al sur del Mediterráneo, del Magreb y Oriente Medio, observadas en el transcurso de sus numerosos viajes, habían impresionado en muchas ocasiones a Klee, induciéndolo a hacer sus elaboraciones personales de ellas en el acto creativo. Esta composición puede entenderse como fruto de estas reflexiones.
Abstrayendo el tema del cual el título declara haber partido, un asentamiento de barracas, el artista crea una obra en línea con las experimentaciones relacionadas a la representación de estratos que se alternan y suceden, en un ritmo de formas encajadas que hace que el espacio pictórico se asemeje a una página de pentagrama musical o a un trabajo artesanal ejecutado en encaje o sobre tabla, como parece indicar el color utilizado.
En una especie de pintura all over -sólo los habituales bordes quedan libres del motivo de los recuadros- en la que desaparece definitivamente toda referencia a figuras reconocibles, se disponen en filas más o menos regulares manchas que parecen responder a un ritmo exacto de referencias, de cortes y repeticiones, como ya sucedía en otras obras de Klee (piénsese, por ejemplo, en el Retrato de la señora GL, de 1929, donde una figura femenina ocupa el centro de la composición, atravesada por una serie de franjas similares a éstas, y donde a cada línea curva o contorno del rostro que se encuentra con las manchas horizontales corresponde un duplicación de las mismas hacia arriba o hacia abajo).

Colonia de barracas  

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