Paul Klee

Katze und Vogel, Gato y pájaro

1924
Óleo y tinta sobre gasa sobre aglomerado, 38,8 x 53,4 cm.
Nueva York, The Museum of Modern Art.
La figuración del color sigue siendo para Klee uno de los problemas más importantes, resuelto cada vez de manera diferente. En este cuadro se aborda de un modo a un tiempo equilibrado y espontáneo. Nada traiciona la precisión y la simetría de la composición en el arte de Klee, ni este equilibrio de las partes tanto en sentido cromático como compositivo se consigue a costa del acierto y la autenticidad del impulso creativo. La visión familiar del gato y el pájaro, acariciados por tenues colores pastel y suaves transiciones tonales, manifiesta una viva y sabia indagación sobre el color, que se muestra de una manera dinámica y vibrante.
En la perenne tensión entre abstracción y naturaleza, entre realismo y visualización de una teoría del color, buena parte de la producción kleeniana permanece en la suspensión que este pequeño cuadro atestigua. La naturaleza impalpable del color y la inverosímil posición del pájaro, por una parte, y la naturalidad y dulzura con la que se realiza la representación doméstica de los animales, por otra, se convierten en paradigma de todo el proceder de Klee en estos años. Justo en 1928, después de otro importante viaje a Italia, el artista marcha a Egipto (donde estará desde el 17 de diciembre de 1928 hasta el 17 de enero de 1929), donde visita Alejandría, El Cairo, Asuán y Tebas. Este viaje se sitúa en un momento crucial para la producción de Klee, sobre todo por la mencionada dedicación a la investigación cromática, anticipada por la obra en cuestión. La luz de la Europa meridional y del Mediterráneo egipcio se reflejarán luego en un entendimiento del color que procede de una claridad solar inédita, en la cual afloran sugestiones de una historia y una cultura diferentes.

Gato y pájaro  

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