Pablo Picasso

Corrida (1934)

Pablo Picasso

n. 1881 en Málaga, f. 1973 en Mougins (cerca de Cannes)

Óleo sobre lienzo, 50 x 61 cm.
Propiedad privada

En 1934, Pablo Picasso abordó la corrida en trabajos que van desde una visión poco menos que naturalista hasta la extrema estilización del tema, sin que quepa interpretar sus obras como una descripción directa de las corridas de toros. Responden más bien a un punto de partida alegórico, a una visión mítica que se refleja también en los poemas escritos por el pintor en aquella época. Picasso entiende la corrida de toros como un sacrificio ritual y lo sitúa al mismo nivel que el culto de Mitra o la Crucifixión. Asimismo todas sus imágenes pictóricas encuentran su expresión en la lírica surrealista del pintor: «Cuando el toro abre con su cuerno la puerta del vientre del caballo» (15 de noviembre de 1935), «el caballo se destripa para que las flores doblen la plaza que estalla ante la arena de los relojes» (18 de abril de 1935). Picasso señala asimismo «el dolor en mayúsculas existente alrededor de la plaza» (7 de noviembre de 1935), «el fino y delicado festín de la muerte» (20 de enero de 1936). La corrida de toros revela un misterio que debe descifrarse en las entrañas del caballo y es una comunión: «El hedor y el horror de las entrañas reventadas entre las manos asesinas, brota la sangre sobre el vientre del caballo y comienza la misa..., el deseo erótico de todo un pueblo que hurga en las entrañas y busca con sus manos el corazón que se apaga con la vida del toro» (7 de noviembre de 1935).
También en Corrida, cuadro de 1934, predominan ideas y sentimientos opuestos: la brutalidad incontrolada y la estilización deliberada, la crueldad de la naturaleza y su sublimación en la belleza del arte. Colores fuertes -blanco, negro, amarillo, rojo y verde- chocan entre sí en la lucha entre el caballo y el toro. El drama culmina en el vientre abierto del caballo, una enorme herida sangrante en el centro del cuadro. Alrededor de ella se retuercen los cuerpos de los dos animales; la forma oscura y pesada del toro representa el mal, en tanto que el cuerpo blanco del caballo expresa la inocencia. Esta distribución de funciones reaparece en todas las representaciones picassianas con el toro y el caballo como protagonistas, y se observa todavía mejor en el dibujo Toro y caballo realizado un año después que el cuadro. El toro, cuya cabeza presenta rasgos antropomórficos, destripa al caballo, en cuyo vientre abierto planta sus dos patas delanteras. Mientras Picasso dibujó con absoluta precisión y detalle la fisonomía del toro y su expresión de furor ilimitado, se limitó simplemente a señalar el perfil del caballo, degradándolo asía la condición de víctima anónima.
En este contexto, el caballo y el toro no sólo representan la víctima y el verdugo, sino también la mujer y el hombre y, en definitiva, la inocencia y la maldad, antítesis sobre las cuales construirá Picasso Guernica, su obra capital. En este cuadro monumental, pintado bajo la impresión que le produjo el brutal bombardeo de la pequeña ciudad de Guernica, uno de los últimos centros de la resistencia republicana, también se presentan el caballo y el toro como figuras centrales; en este caso el toro aparece simplemente como la criatura perversa e indómita.

«Si sólo existiese una verdad, sería imposible pintar cien cuadros sobre el mismo tema.»
Pablo Picasso

Corrida  

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