Sandro Boticelli

Alessandro o Sandro Filipepi, que ha pasado a la Historia con el nombre de Botticelli, nació en el año 1445 en el barrio de Santa Maria Novella, en Florencia, junto a la iglesia de Ognissanti y cerca de las casas de la poderosa familia Vespucci, con la que su padre estaba en buena relación de amistad.
Pocos años después, en 1454, nacería en el seno de la familia Vespucci, Américo, el futuro descubridor destinado a dar su nombre al Nuevo Continente. Los Vespucci serían protectores de Botticelli. El padre de Alessandro, Mariano Filipepi, era curtidor de pieles y tenía varios hijos varones. En 1457, en su declaración al catastro (oficina del Fisco en la que periódicamente debía declararse la situación patrimonial de la familia), los hijos de Mariano eran: Giovanni, corredor de comercio, de 37 años, apodado Boticello quizá porque era bajito y gordo como un botijo; Antonio, dorador, de 27 años; Simone, de 14 años, y Alessandro, de 13 años.
Acerca de este último declara su padre: "Mi hijo, Sandro, de trece años de edad, stá a legere ed e malsano"'. Esto suele interpretarse como "va a la escuela" (está aprendiendo a leer) y "es enfermizo". Sin embargo, debe advertirse que en las declaraciones al catastro, se tendía a mostrar a los hijos como si constituyeran una carga y no trabajando todavía, así como a presentar enfermedades o desgracias de familia con el fin de hacerse reducir los impuestos. No obstante, algunos eruditos en lugar de legere interpretan legare, lo que indicaría que Sandro era aprendiz de orfebre, esto es que legava (fundía) joyas; si bien en este caso debería decir stá a leghare porque entonces, en italiano, se escribía este verbo con la"h" intercalada.
Si el jovenzuelo estudiaba todavía a los trece años, debía ser la suya una instrucción -para aquel tiempo y entre la clase no pudiente- notable y prolongada, que sólo se daba cuando un muchacho mostraba particular ingenio y aptitud para los estudios. Por otra parte, si Sandro no era muy saludable, quizá su padre le alejara de la nociva atmósfera del taller, donde curtía sus pieles, para colocarlo junto al hijo mayor, el Botticello, por lo que más tarde se le llamaría a él Sandro di Botticello y más adelante, con el genitivo latino Botticelli. Debe recordarse, sin embargo, que era el hijo segundo, Antonio, quien por su oficio -dorador de marcos y otros ornamentos- estaba en constante relación con los artistas. En efecto, Antonio es recordado en los libros de Neri di Bicci, pintor florentino de la época, en 1467, como "artista florentino" y así le encontramos inscrito en la Academia de San Lucas, en 1472.
Sea como fuere, Vasari señala en sus reseñas de artistas a fray Filippo Lippi como maestro de Botticelli, pudiendo datarse su aprendizaje en el taller de Lippi entre 1460 (cuando éste realizaba sus pinturas al fresco en Prato) y 1467, cuando dicho artista dejó Florencia para dirigirse a trabajar en la catedral de Spoleto.
Se atribuyen a este primer Botticelli algunas Madonas: la Madona con el Niño y un ángel del Museo del Hospital de los Inocentes, imitación de una obra maestra de Lippi; una Madona del Museo Fesch, de Ajaccio, con la figura en pie; la muy robusta Madona de la Logia de los Uffizi; dos Madonas que se hallan en el Louvre; una Madona con el Niño, San Juan y dos ángeles, de la Galería de la Academia de Florencia, procedente de Santa Maria Nuova, donde, en el ángel, al lado de la Virgen, podría adivinarse un autorretrato de Sandro todavía adolescente.
De una calidad más segura parece la Madona del Rosal (Museo del Louvre) ya mucho más lírica y la Madona Corsini de la Colección Mellon en la National Gallery de Washington. Estas obras, todavía escolares y experimentales, revelan, por otra parte, no sólo la influencia de Lippi, sino también las de otros artistas como Baldovinetti y el Verrocchio.
El floreciente taller de este último, donde se encontraban entonces Leonardo, Perugino y Signorelli, pudo atraer a Botticelli -hacia el año 1468- aunque no puede asegurarse que perteneciera a él. En cambio, en 1470, un documento demuestra que ya existía, independiente, "un taller del maestro Sandro Botticelli, florentino", quien en aquel misma año obtuvo, con la protección de Tommaso Soderini, el encargo de dos Virtudes para la Universidad de los Mercantes, siendo las otras ejecutadas por Pollaiuolo y el dibujo de una de ellas hecho por el Verrocchio. Botticelli realizó, sin embargo, una sola figura, la de la Fortaleza (hoy en los Uffizi) donde la tensión plástico-lineal es pollaiuolesca, mientras la nítida riqueza decorativa recuerda al Verrocchio.

 

Retrato de Juliano de Medias de Sandro Botticelli
Retrato de Juliano de Medias de Sandro Botticelli (Academia de Carrara, Bérgamo). Es un retrato más simplificado que otro, casi idéntico, que se guarda actualmente en Berlín. Muestra al retratado en un gesto íntimo, con los ojos entornados, como absorto en sus propios pensamientos.

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