Otros retratistas

Otro retratista inglés, casi contemporáneo de los dos anteriores, fue George Romney (1734-1802). De estilo refinado, aunque bien es cierto que fríamente clásico, gozó de mucha celebridad en su época. Era hijo de un ebanista provinciano, casó joven, y durante años mantuvo una conducta perfectamente ejemplar. Sin embargo, impulsado por la ambición se trasladó a Londres, mientras que su esposa e hijo, a los que ya no volvería a ver sino incidentalmente, quedaban en la casa paterna.
Tras algunos años de dura lucha, visitó París y más tarde Roma, y efectuados estos viajes, decidió quedarse en Londres definitivamente, alquilando al efecto una casa en Cavendish Square, seguro de que iban a lloverle los encargos, y en efecto, éstos no se hicieron esperar.
Romney tenía gran habilidad en embellecer a sus retratadas, y esto le valió una gran clientela femenina. Estaba en el apogeo de su fama, pues no dejaban de lloverle los encargos y su posición económica y social era realmente envidiable, cuando encendióse en él su pasión por Emma Lyon, una muchacha que poseía gran habilidad en la''pose''artística. Romney la pintó en las más varias actitudes; la pasión que por ella sentía era una mezcla de amor y de admiración estética que se concentran en sus cuadros. Mientras tanto, la portentosa modelo (mujer inconsciente, o incapaz de valerse por sí misma) fue cedida -mediante ciertas compensaciones- por su amante, el caballero Grenville, a su tío Lord Hamilton, entonces embajador en Nápoles, quien finalmente acabó casándose con ella.
Convertida en Lady Hamilton, Emma hubo de despertar todavía una nueva pasión. Se prendó de ella el almirante Nelson, y a través de esto ha ocupado cierto lugar de relieve en la historia universal. En cambio, el pintor que con tanta ardorosa pasión estética la retrató en incontables ocasiones, fue incapaz de olvidar sus encantos y moría sumido en la misantropía, en brazos de la misma esposa a la que dejó para labrarse una gran carrera.
Los retratistas fueron muy numerosos, durante este período. En la misma generación a que pertenecieron Reynolds y Gainsborough, podríamos señalar otros buenos pintores del retrato, como el alemán Johann Zoffany (1734-1810), que se sumó a la escuela inglesa en 1761. Asimismo, un pintor de retratos muy interesante fue Joseph Wright of Derby (1734-1797). Aparte de sus retratos, propiamente dichos, en los que mostró una gran habilidad y conocimiento del oficio, pintó paisajes y escenas tomadas de la literatura y de las leyendas medievales inglesas; pero lo más característico suyo son los interiores con figuras realizando los primeros experimentos de física y química que acompañaban los inicios del proceso de industrialización en Inglaterra. Se trata de escenas muy originales y únicas en la Europa de aquella época, y ello lo convierten en un impagable documentalista del proceso de modernización industrial que estaba gestando un gran cambio social en la Europa de esa época. Por otro lado, Wright of Derby fue además un notable acuarelista, especialidad que tuvo entonces excelentes cultivadores. El más importante, por su visión personalísima de los efectos de sombra y luz, fue sin lugar a dudas Williams Cozens (1752-1797). Por lo demás, un pintor de temas históricos, como Benjamin West (1738-1820), nacido en Norteamérica, y que sucedió a Reynolds en la presidencia de la Royal Academy, se distinguió también en el retrato, lo mismo que John Opie (1761-1807) y otro pintor de fuerte personalidad, John Hoppner (1758-1810), cuyos excelentes retratos de damas y caballeros destacan por su sobria distinción.
También en esta escuela se cultivó el retrato al pastel con John Russell (1745-1806), o bajo la forma de dibujo colorido, mientras la antigua tradición del retrato en miniatura reverdecía con maestros tan excelentes como Richard Cosway (1747-1821), John Smart (1741-1811) y George Engleheart (1750-1829).
En la pintura al óleo, el último gran retratista, ya intermedio entre el siglo XVIII y el XIX, fue Thomas Lawrence (1769-1830), figura de mucho relieve en la Europa de su tiempo.
El gran renombre del que gozaba Lawrence se debía al hecho de que era un pintor muy solicitado por reyes y grandes figuras de la política y la diplomacia, lo que, obviamente, le permitió ver cómo su obra gozaba de gran difusión. Retrató incluso al Papa.

 

Experimento con una máquina neumática de Joseph Wright of Derby
Experimento con una máquina neumática de Joseph Wright of Derby (Tate Gallery, Londres). En esta escena se suman dos características de este artista: su preocupación por los efectos de la luz artificial y su interés por la psicología; en este caso, saber cómo reacciona cada personaje, según su edad o su situación sentimental, ante la muerte de un pájaro. Wright vivía en un ambiente de sabios dedicados a la física que trabajaban en Derby, uno de los centros de la industrialización de Inglaterra.

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