Monasterio fortaleza de Sant Pere de Roda


Son pocas las noticias fidedignas de la construcción del monasterio de Sant Pere de Roda, pues sólo se puede afirmar con toda seguridad que el nuevo templo se consagra el 11 de octubre de 1022. La historia de este monasterio se inicia en el año 878, cuando es conocido como una celia monástica consagrada a San Pedro.
A lo largo del siglo XI, y en los años sucesivos, el monasterio se amplía al aumentar sus posesiones y se convierte en un gran centro religioso e incluso en un centro de peregrinaje comparable a Roma o Compostela. En el siglo XII se construyen parte de las murallas, el muro de poniente y las dos torres cuadrangulares, una en función de campanario, situado a la derecha de la fachada de la iglesia, y la otra como torre de defensa, símbolo del poder feudal de la abadía.
La iglesia presenta una planta de tres naves, con triple ábside y con un transepto marcado. La peculiaridad de la planta reside en el deambulatorio o girola, todavía muy arcaico en su trazado. Debajo de esta cabecera hay una cripta con bóveda, que se relaciona con la fundación del lugar del culto, si bien no es el único sitio donde se conserva todavía un muro perteneciente a la primitiva abadía del siglo X.
La nave central está cubierta con bóveda de cañón reforzada con arcos tajones sobre pilares con columnas adosadas. Las naves se elevan a una gran altura destacando la organización de los pilares, configurados por un alto podio sobre el cual descansan las columnas. Éstas se disponen en dos pisos, de modo que el efecto resulta excepcional para la época y sorprendentemente se asemeja a construcciones clásicas.
La sobriedad del conjunto no sólo se rompe con la utilización de nuevas fórmulas arquitectónicas, como el ábside con girola y sin capillas radiales, sino con la rica ornamentación de sus capiteles que incluyen al edificio en la expansión de la escultura monumental románica. Las columnas presentan un fuste liso con capiteles decorados a la manera clásica, unos derivados del modelo corintio, con las típicas
hojas de acanto, pero en este caso algunas volutas se han sustituido por cabezas de animales, de raíz plenamente medieval, y otras mantienen una composición de entrelazados geométricos y vegetales.
El claustro, junto con la fachada, se considera de la segunda mitad del siglo XII. El recinto claustral es de planta rectangular irregular y está adosado a la iglesia, al lado de la nave de la Epístola. Debajo se conservan restos de la obra primitiva.
La entrada a la iglesia estaba precedida por un nártex. Aquí antiguamente una bella portalada daba acceso al recinto sagrado. La portada, elaborada en mármol del Rossellón, es atribuida al maestro de Cabestany. Varios fragmentos se han perdido, pero algunos se hallan en museos como el famoso fragmento que representa la salvación de San Pedro de las aguas, hoy en el Museo Marès de Barcelona. Es la pieza conocida más importante. Se representa a Cristo, dos personajes en una barca y un fragmento de mar con peces. El artista ha concebido la escena representando a Cristo dirigiéndose con la mano a Pedro, a la vez que éste, de una manera decidida, levanta su pie para saltar fuera de la barca.
El monasterio de Sant Pere de Roda será el punto de partida del estilo arquitectónico y, sobre todo, escultórico, que inspirará una parte de los conjuntos románicos del siglo XI.



Monasterio fortaleza de Sant Pere de Roda