Sófocles nació en Colono, al parecer el 496, Sófocles tuvo una vida muy larga, habiendo quien asegura que cuando compuso el Edipo en Colono ya tenía noventa años. Fue precisamente por aquellos mismos días cuando uno de sus hijos le citó ante los jueces, sosteniendo que el viejo chocheaba y estaba arruinando su patrimonio.
Pero los jueces no le dieron la razón al hijo, entre otras cosas porque Sófocles, para defenderse, no hizo otra cosa que leerles alguno de los pasajes de la tragedia que acababa de escribir. Lo mismo que Esquilo, también Sófocles participó en muchos concursos dramáticos, ganando distintos premios, compitiendo precisamente con Esquilo. La tradición sostiene que escribió ciento veinte dramas, pero actualmente sólo se conservan siete: Antígona, Edipo rey, Electra, Filoctetes, Las Traquinias y Edipo en Colono.
Las novedades aportadas por Sófocles al teatro son varias, siendo el primero en introducir a un tercer actor, haciendo que también Esquilo lo aceptara. Pero este recurso técnico ocultaba una razón más precisa. Para expresar lo que deseaba, Sófocles necesitaba más personajes.
En efecto, su teatro es más libre, más movido que el de Esquilo; menos primitivo, en definitiva. Y es natural que ocurriera así, puesto que a medida que se avanzaba en la actividad teatral, los autores tendían a alejarse de la primitiva sencillez. Más personajes, por lo tanto, y al mismo tiempo un diálogo mucho más suelto y más acción.
Si bien no se conserva ninguna de sus trilogías, sabemos que también él se atuvo a tal usanza, pero con más libertad; o sea prescindiendo de ciertos lazos entre una y otra obra, de modo que cada una tuviera una propia autonomía.
También es distinta su postura respecto a lo sagrado. La polémica sostenida por Esquilo siempre se mantuvo dentro de ciertos límites. Es decir, Esquilo estaba como suspendido entre la tradición y lo nuevo, entre la vieja forma religiosa y algo distinto que adivinaba en los hechos. Pero a propósito de él no podía hablarse de pesimismo absoluto.
La vida continuaba, existía la posibilidad de la catarsis, el hombre se esforzaba en ganar la “paz perfecta en las casas”. En Sófocles veremos desaparecer incluso esta esperanza, esta lucha, y nos veremos sumidos en el pesimismo más desconsolado; al vmejor no haber nacido*’, como dice el coro de Edipo rey; a la falta de catarsis.