Eusebi Güell, admirador del paisajismo inglés, tenía en mente el nuevo modelo de ciudad jardín inglesa cuando decidió urbanizar unos terrenos en el barrio de Gracia conocidos como Muntanya pelada.
Encargó el proyecto a su amigo y protegido Antoni Gaudí con la intención de crear un espacio residencial cercano a la ciudad que atrajera a la alta burguesía catalana, aunque finalmente la iniciativa no lograría el éxito esperado. El nuevo recinto se convirtió en un parque público a partir de 1922, fecha en que el Ayuntamiento lo compró a los herederos de Güell.
Gaudí proyectó el complejo como una urbanización, por lo que desde un principio el espacio contó con un muro circundante.
Este, con siete puertas y de líneas onduladas, está realizado en mampostería ribeteada con incrustaciones de «trencadís» cerámico, ornamentación que se repite en numerosos elementos.
El solar se dividió en unas 60 parcelas de forma triangular para adaptarse al terreno, con desniveles y pendientes notables. Sólo se vendieron tres: dos fueron adquiridas por la familia Trias y la tercera, en la que estaba la vivienda de muestra, acabó siendo comprada por Gaudí y fue su residencia hasta que se instaló en la Sagrada Familia. Ahora acoge el Museo Gaudí.
La puerta principal se situó originariamente en la calle Olot. Dos medallones en el muro se convierten en la primera invitación a entrar en el recinto. En uno de ellos aparece en mosaico de «trencadís» la palabra «Park» y en el otro, «Güell». Una vez en el interior y flanqueando la verja de la entrada se encuentran dos pabellones, destinados a servicios y a la vivienda del conserje. De planta ovalada, destaca la ausencia de ángulos rectos en su estructura arquitectónica, basada en forjados de viguetas de cerámica armada y bovedillas de ladrillo sustentados por muros de carga.
Frente a la entrada, una gran escalinata doble conduce a la sala Hipóstila -formada por 86 columnas clásicas- y al teatro griego -una explanada sobre esta sala delimitada por un banco continuo de trazos ondulados- Los tramos de la escalera están separados por isletas con elementos decorativos orgánicos: uno en forma de cueva, otro con una cabeza de reptil que sale de un medallón con la bandera de Cataluña y el tercero con la figura de un dragón.
Desde 1969 el Parque Güell es monumento histórico-artístico y en 1984 fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.

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