Un tronco cilindrico revestido con cerámica sustenta una pequeña balaustrada de hierro forjado coronada por un templete. Recorriendo el interior de la torre se instaló una escalera de caracol iluminada con la luz que entra por las estrechas ventanas que perforan el cuerpo del baluarte.
El edificio reúne algunos de los elementos característicos de la arquitectura de Gaudí, como las vidrieras de colores. Se conservan dos de estos vitrales; en uno puede contemplarse una libélula con una diminuta guitarra y en la otra se aprecia un pájaro en actitud de tocar el teclado de un piano. Ambos son un ejemplo más de la original intención de integrar arquitectura y música en la construcción de esta residencia.
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