Finales del siglo XIV, Siglo XV
Arquitectura flamboyant en Francia
La arquitectura flamboyant se caracteriza fundamentalmente por el preciosismo de los detalles técnicos y decorativos sin novedades estructurales relevantes: trazados decorativos —ya visibles en la parte superior de la fachada de la catedral de Ruán, que puede datarse en 1370— que a base de curvas y contracurvas combinadas imita el dibujo de las llamas.
La arquitectura flamboyant deja de enfatizar las líneas de fuerza a lo largo de las diversas membraduras —un principio que hasta entonces había regido las fases principales de la arquitectura gótica— a favor de nuevos criterios formales.
Ahora se privilegia la alusión a las formas de fibras vegetales o similares, junto con otros rasgos naturalistas propios de la producción artística francesa del momento.
El lenguaje flamboyant tiene su plasmación más lograda en las fachadas, donde coinciden sin ambages gabletes, tracerías en curva y contracurva, portales ricamente
decorados de forma caprichosa, templetes y membraduras, que libres en el espacio se anteponen a otros provocando un dinámico juego de deslizamiento y el cambio de función de los respectivos planos según el punto de observación.
En conjunto, se obtiene una visión móvil, un lenguaje que aprovecha toda ocasión de proponer temas decorativos extraordinariamente ricos y fantasiosos.
De igual modo, en los interiores proliferan inéditas y curiosas soluciones para el punto de la juntura entre nervaduras, bóvedas y pilastras mientras disminuye el interés por hallar soluciones planimétricas y tipológico-funcionales innovadoras.
La búsqueda de libertad en las soluciones y del efecto sorpresa que estas suelen producir es un enfoque que interesa a regiones y obras diversas. La arquitectura de corte y los miembros de las altas jerarquías eclesiásticas son los ámbitos más inclinados a usar estos nuevos recursos.

Entre las obras más importantes de la Edad Media tardía francesa, se cuenta la iglesia de Saint-Maclou, cuya fachada occidental, construida entre 1500 y 1514 según un proyecto de Ambroise Havel, constituye su expresión más lograda. La inflexión poligonal del pórtico culmina con gabletes muy apuntados, decorados con tracerías en curva y contracurva, construidos de forma exenta delante del resto del edificio. En segundo plano, los contrafuertes angulares de la nave mayor presentan una rotación de 45° con respecto al plano frontal, mientras que al lado de la cabecera surge aérea la serie de dobles arcos rampantes. Los elementos estructurales, totalmente olvidados de su función estática, desempeñan un papel exclusivamente formal que resalta su calidad geométrica con insinuaciones decorativas muy similares a las de las otras formas de arte religioso, desde la talla hasta la orfebrería.
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