Hacia 1150 – 1300
Los cimborrios
Entre la segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII los árabes se vieron progresivamente expulsados hacia el sur y ciudades como Tarragona, Zaragoza, Coimbra pero también Toledo y Sevilla fueron reconquistadas para la cristiandad entrando de pleno derecho a formar parte de la historia de la arquitectura de Occidente.
Las numerosas construcciones de carácter eclesiástico que se iniciaron desde entonces, aunque geográficamente pertinentes, se desvinculan de la tradición arquitectónica catalana para elaborar formas absolutamente originales: la catedral de Tarragona (después de 1171), la vieja de Salamanca, Zamora y Toro son basílicas todas ellas de planta cruciforme con bóveda de crucería nervada, de forma maciza y grave con pilastras caracterizadas por poderosas basas y grandes arcadas ojivales que crean una conexión espacial entre las naves similar a la del Hallenkirche.
Las paredes son lisas, no articuladas, interrumpidas únicamente por ventanas ojivales; los arcos transversales, las aristas y las claves de bóveda son bastante macizos, mientras que espléndidos capiteles adornados enriquecen plásticamente los interiores.
Son características de este estilo las famosas torres redondas con cúpula, los cimborrios, que se elevan sobre el crucero en una triunfal y fantasiosa profusión de formas plásticas.
Junto a la basílica abovedada de crucería con aristas, un segundo grupo de construcciones —entre las cuales se cuentan Vilabertrán, Besalú y alguna iglesia cis-terciense como Poblet— hunde su raíz con fuerza en la tradición anterior, es decir en el antiguo modelo catalán de la iglesia de salón y bóveda de cañón.
En estas el nuevo gusto estilístico se expresa solo en detalles formales mientras que la estructura espacial permanece casi sin variaciones, sea con la sala cubierta por bóveda de cañón sobre altas pilastras en haz como en La Coruña, o bien con la sala con matroneum como en la catedral de Coimbra.
Cabe hacer consideraciones análogas respecto a las iglesias de tipo basilical con bóveda de cañón, a menudo con ventanas abiertas solo por un lado, la más importante de las cuales es la catedral de La Seu de Urgell.
No faltan, con todo, construcciones que se apartan de la tipología habitual: en Torres del Río la sencilla planta central octogonal presenta una variante por una bóveda estrellada de aristas lisas de directa matriz islámica.
Entre tantas influencias distintas vale la pena recordar el originalísimo coro de la catedral de Ávila, que si en algunos aspectos parece anticipar el de Vezelay, exteriormente se configura en un único bloque circular similar a una cinta amurallada que engloba el deambulatorio y su corona de capillas. Esta solución, probablemente forzada por objetivos de defensa, expresa también la voluntad de realizar las formas cerradas típicas del románico tardío español.

Catedral de Zamora, 1151-1174
En un territorio recién reconquistado a los árabes, en la parte meridional del reino de León, hacia mediados del siglo XII se construyeron las catedrales de Zamora y Salamanca y la colegiata de Toro. Las tres presentan una serie de coincidencias entre las cuales destaca la presencia de las extraordinarias torres llamadas cimborrios. Caso aislado en el románico español, estas torres con su sorprendente arquitectura se consideran una particularidad regional.
El cimborrio de la catedral de Zamora presenta en su exterior una articulación bastante compleja por la colocación de cuatro torrecillas cilíndricas levantadas a lo largo de los ejes diagonales del tambor y cuerpos en saliente liso a lo largo de los ejes transversales. La presencia conjunta de arcuaciones, cúpulas y gruesas cornisas de pequeño tamaño confiere al exterior de la torre el aspecto de una microarquitectura llevada a grandes dimensiones.
La rica articulación no se lee solamente en clave decorativa, sino que cumple además funciones de estática, ya que las torres angulares, levantadas exactamente encima de los penachos, no solo contribuyen a sostener lateralmente la torre sino que neutralizan el empuje diagonal de la cúpula.