Hay que tener en cuenta que el sistema de valores africano no consideraba aquellas piezas, como hace la cultura occidental, por su interés estético o histórico, sino simplemente como un vehículo o instrumento de su sistema de creencias; por tanto, abandonado el sistema, el instrumento dejaba de tener validez.
Otra causa de la desaparición de magníficas tallas africanas, que es necesario considerar, es el propio material en el que más corrientemente se expresó la plástica africana, la madera, que en su medio ambiente original se encuentra amenazada por los factores ambientales de calor, y sobre todo de humedad, y también por roedores e insectos xilófagos, por lo que las tallas, incluso las elaboradas con maderas muy duras, no sobreviven largo tiempo.
Paradójicamente, las tallas africanas más antiguas son las conservadas en museos europeos. Lo mismo sucede con piezas esculpidas en otros materiales, como el marfil, tan apreciado en Europa, y que en cambio en la propia África se utiliza muy raramente y sólo en objetos suntuarios usados por los reyes de los pequeños estados feudales.
Precisamente, de este material chas por encargo de los propios europeos y con temas de inspiración también europea. Se trata de copas, saleros, cucharas, trompas y colmillos de elefante cubiertos de escenas en relieve y también de crucifijos y cálices. Las escasas esculturas de madera que se conservan de los primeros siglos de contacto entre Europa y África carecen de documentación y a veces tan sólo se conoce de ellas el lugar de origen.
La inicial aproximación admirativa, por parte de los artistas de las vanguardias europeas, al arte negroafricano fue seguida, en el período entre las dos guerras mundiales, y de modo progresivo, por el interés del mundo científico por descubrir el significado que aquellos objetos tenían para las sociedades que los habían creado.
Se promovieron entonces numerosas expediciones constituidas por antropólogos, sociólogos, arqueólogos e investigadores del arte, para el estudio en profundidad de la compleja y plural cultura de las etnias negroafricanas.
Esta etapa, realmente positiva y fructífera, fue interrumpida por la II Guerra Mundial, tras la cual las naciones europeas, concienciadas de los errores cometidos por un imperialismo sin escrúpulos, iniciaron el proceso de descolonización de los territorios africanos.
Este proceso, complejo y difícil, plagado de conflictos políticos, económicos y sociales, ha sumido a las sociedades negroafricanas en un profundo desconcierto, en gran parte debido a la imposición, por parte de los colonizadores, de esquemas culturales que eran ajenos a las etnias africanas y por la destrucción de los suyos.
Entre los muchos daños que esa situación ha determinado se halla también la lenta desaparición de las raíces de las que se alimentaba el arte autóctono No obstante, con toda seguridad, surgirán en un futuro inmediato nuevos artistas que lograrán aunar la antigua plástica con las nuevas corrientes culturales que van surgiendo en los modernos países del África negra.

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