Oceanía está dividida, desde el punto de vista geográfico, y también en consideración a los grupos humanos que la pueblan, en cuatro áreas bien definidas: Australia y Tasmania, Melanesia, Micronesia y Polinesia.
Con excepción de Australia-Tasmania, cuya población aborigen (la de Tasmania totalmente extinguida) no tiene relación alguna, ni racial ni cultural, con las poblaciones del resto de Oceanía, los nativos que habitan en Melanesia, Micronesia y Polinesia son descendientes de sucesivas oleadas de migraciones que procedían de Asia o Indonesia, que pertenecían a diferentes grupos raciales y se hallaban en distintas fases de progreso cultural.
Según la naturaleza del hábitat en el que se establecieron, estos pueblos modificaron sus culturas nativas para adaptarse a las circunstancias ambientales. Cuando cesaron las migraciones procedentes del continente asiático, esas culturas se desarrollaron a lo largo de varias centurias sin recibir influencia alguna ajena a la propia Oceanía; no obstante, siempre existió un intenso intercambio cultural entre los distintos archipiélagos, dentro de zonas próximas, lo cual, de alguna manera, produjo una cierta homogeneidad en rasgos culturales determinados y en especial en el arte, de modo que no resulta abusivo hablar de un arte melanesio o de un arte polinesio, aunque es bastante discutible establecer los rasgos que pudieron caracterizar al arte de Micronesia, prácticamente inexistente en la actualidad.
Melanesia
El arte en la cuenca del Sepik
Massim, islas Trobriand, Nueva Irlanda y Micronesia
El arte de los aborígenes australianos
