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Historia del Arte

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Claude Monet, promotor del impresionismo (II)

Esta prolongada estancia de Monet en Argenteuil, acompañado, en 1872 y 1874, por Renoir, Caillebotte y Pissarro, fue sumamente fructífera para la fijación definitiva de las normas del impresionismo. De casi todos los que adoptaron aquella técnica pictórica (sobre todo de los citados y del finísimo pintor que fue Sisley) se conservan espléndidas vistas fluviales pintadas entonces; pero fue el jefe de aquella escuela, Monet, quien más se distinguió entonces en tal actividad.

Pintaba a menudo instalado en las mismas aguas del Sena, a bordo de un bote convertido en una especie de estudio flotante, tal como lo representó Manet en uno de sus lienzos, que a veces, en 1873, fue a pintar, desde Gennevilliers, donde veraneaba, con aquellos amigos suyos.

Entre las obras que durante este período Monet produjo sobresale Las barcas, regatas en Argenteuil, en 1872 (Musée d’Orsay), lienzo de inmarcesible frescor, realizado prescindiendo del color negro y en el que la brillante iluminación no irradia del cielo o de la atmósfera, sino de las blancas velas izadas en los pequeños balandros que en la obra figuran y de sus prolongados reflejos en la ondulada superficie de las aguas del río.

Más adelante se continuará reseñando la larga y siempre altamente fructífera carrera de Monet. A continuación se hace un inciso para informar cómo el grupo de artistas que él de hecho acaudillaba resolvió darse a conocer mediante la celebración de exposiciones colectivas.

El núcleo originario de aquel conjunto de jóvenes maestros quedó formado (después de la muerte de Bazille) por Monet, Renoir, Sisley, Pissarro y Cézanne, quien, tratando de amoldarse (guiado por Pissarro) a la tónica estilística de sus amigos, participó al principio en sus manifestaciones públicas. Degas, a pesar de emplear en sus pinturas otra técnica más apropiada a su estricto estilo realista, fue, por así decir, el principal organizador de tales exhibiciones y participó en las seis primeras celebradas.

En cuanto a Renoir, que había sido uno de los creadores del impresionismo, ya veremos que, al cabo de unos años, prescindió de aplicar aquel método a sus pinturas y de mandar cuadros a las exposiciones que los impresionistas siguieron celebrando.

Otros pintores que permanecieron siempre fieles a la técnica del impresionismo fueron, además de Sisley, Armand Guillaumin (1841-1927) y Gustave Caillebotte (1848-1894). También la emplearía el puertorriqueño Francisco Oller (1833-1917), y más tarde otros impresionistas de segunda fila, como Maufra y Loiseau.

Al impresionismo se unió desde sus comienzos Berthe Morisot, pintora nacida en Bourges pero formada en París (1841-1895). Había tomado algunas lecciones del ya anciano Corot, y en 1874 casó con el hermano de Manet. Fue artista elegante y de fuerte personalidad, aunque influida por el arte de su cuñado y por el de Renoir. Como impresionista cabe también considerar a la americana Mary Cassatt, de Filadelfia, que, relacionada con Degas, pintó durante mucho tiempo en París, dentro de aquel ambiente.

En 1874 celebraron todos estos pintores su primera exposición colectiva (entre el 15 de abril y el 15 de mayo de dicho año), en una sala que el fotógrafo Nadar (uno de los antiguos contertulios del Café Guerbois) poseía en el Boulevard des Capucines.

A fin de hacer posible esta exposición y sufragar sus gastos, se había constituido una Société Anonyme des Peintres, Sculpteurs et Graveurs, cuyos componentes eran, Monet, Pissarro, Sisley, Degas, Renoir, Cézanne, Guillaumin y Berthe Morisot. Fueron 30 los concurrentes a esta exposición (contando, además de los socios fundadores, con los simpatizantes).

A ella envió Monet doce lienzos, uno de los cuales, titulado Impression, Soleil levant (que ahora se halla, en París, en el pequeño Museo Marmontan Monet), representa una salida del sol en el mar, con el surgente disco solar y sus enrojecidos rayos filtrándose entre brumas y reflejándose en las aguas.

La obra llamó la atención de los visitantes porque se la juzgó por demás atrevida e inextricable, y en el comentario que de ella hizo el crítico Leroy, de la revista Charivari, inventó el remoquete de «impresionista» para designar a quienes habían tenido la osadía de exponer ante el público las obras exhibidas en aquella ocasión.
Gustave Caillebotte
Los alisadores de parquet de Gustave Caillebotte (Musée d’Orsay, París). Es una obra de 1875 aunque no fue hasta el año siguiente cuando se la pudo ver expuesta en una colectiva de los artistas impresionistas. Causó gran revuelo entre el público y no gustó por su realismo.
Caillebotte retrata tres hombres fornidos lijando el parquet de una casa, con el torso desnudo y los músculos de los brazos en tensión, un tema que no era del agrado de los adinerados compradores para decorar una estancia de sus casas.

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