San Lorenzo está formado por un octógono de planta central con exedras y torres angulares, precedido de un amplísimo pórtico cuadrangular con columnas y nártex; y, frente a ellos, un pórtico columnado exterior con entrada triunfal, a la manera del llamado frontón siríaco. Entre el pórtico y la iglesia, el nártex termina en dos exedras.
Es un elemento nuevo en la arquitectura cristiana, que será más adelante, sobre todo en el siglo VI, consustancial con las construcciones occidentales. En el siglo IV este elemento aparece ya en Santa Constanza de Roma, en la basílica preteodoriana de Aquilea e incluso en San Gereón de Colonia.
El templo se construyó en época arriana, bajo el obispo Ausencio de Capadocia, y más adelante fue entregado a los católicos. Su planta central recuerda iglesias orientales como la catedral de Bosra y el martyrium de Seleucia, pero no es fácil determinar si se trata de una derivación o de una anticipación de los modelos bizantinos, aunque la línea occidental romana anterior a ellos la encontremos en Santa Constanza y en el baptisterio lateranense, lo cual presupondría la auténtica creación del tipo.
También tiene interés la anterior Basílica Apostolorum, hoy San Nazario, obra de Ambrosio, del año 382, de muy original planta cruciforme, que -excepto el templo de los Apóstoles de Constantinopla, construido por Constantino como mausoleo reales el ejemplo más antiguo de esta estructura que estaba destinada a tener gran trascendencia posterior.
San Ambrosio es el creador del baptisterio octogonal que edificó en el año 386 junto a la cabecera de Santa Tecla y cuyo simbolismo explica en sus textos. Este edificio deriva de prototipos funerarios imperiales y tuvo gran trascendencia en todo el norte de Italia y en Provenza, llegando a Cataluña con los ejemplos de Santa María de Tarrasa y catedral de Barcelona.
Mientras Milán crea sus tipos nuevos fuertemente expansivos, Roma, a finales del siglo IV y durante el siglo V, estabiliza las estructuras cortesanas anteriores. No hay que olvidar el saqueo de la ciudad en el año 410 por los godos de Alarico. A la protección áulica seguirá la eclesiástica. En este proceso hay que colocar ante todo el grandioso templo de San Pablo Extramuros en la Vía Ostiense, copia del de San Pedro, construido desde Valentiniano II y continuado bajo Teodosio y Arcadio, terminándose hacia el año 440, en tiempos de Honorio. Se ha considerado, con sus cinco naves y transepto continuo, como el ejemplo más perfecto de basílica romana. Un voraz incendio lo destruyó y hoy aparece totalmente restaurado. Más adelante, los edificios se construyen por iniciativa pontificia.
El prototipo se repite en Santa María la Mayor, obra del papa Liberio entre 352 y 366, pero su planta se simplifica a tres naves, fórmula más esquemática y continuamente repetida que nos llevará al magnífico equilibrio de proporciones de la basílica de Santa Sabina en el Aventino. Santa María la Mayor fue modificada por el papa Sixto III (432-440) y conserva en su interior bellísima ornamentación de mosaicos.
Sixto III es el impulsor de un renacimiento de formas anteriores, patente también en la construcción del nuevo baptisterio de San Juan de Letrán, encima de los cimientos del constantiniano. Tiene planta central, piscina octogonal con ocho columnas y ventanas con linterna.
El tipo establecido antes, desde los edificios de San Pablo Extramuros a Santa María la Mayor, se consolida en Santa Sabina y en una larga lista de templos bastante modificados en el Renacimiento, como San Clemente, San Sixto Vecchio, Santa Pudenciana. Más tarde, durante los siglos VI y VII, Roma recibirá un fuerte influjo oriental.
En Ravena, del primer cuarto de siglo, entre 402 y 425, es el templo de la Santa Cruz, de influencia milanesa. Tenía planta cruciforme precedida por un gran nártex, en uno de cuyos extremos está el llamado mausoleo de Gala Placidia. La línea exterior, sencillísima, viene compensada por la brillante policromía de los mosaicos del interior, del más puro espíritu áulico.
Este mausoleo de Gala Placidia fue construido para albergar las sepulturas de Honorio, de Gala Placidia y de su esposo. La planta basilical normal aparece en la catedral vieja, de cinco naves, construida por Honorio en tiempos del obispo Urso.Tres naves tendrá el templo de Gala Placidia dedicado a San Juan Evangelista en el año 425, y las basílicas del Santo Espíritu, Santa Ágata y las dos de San Apolinar (San Apolinar Nuevo, basílica áulica del godo Teodorico, y San Apolinar in Classe, construido por el obispo Ursicinus en 534-538) que enlaza con el período del Exarcado. El tipo de planta romana o milanesa es claro en todas ellas, excepto en San Apolinar in Classe, que tiene pastoforias a los lados del ábside, dependencias que también se añadieron a la estructura original de San Juan Evangelista.

Volver a Arte Paleocristiano