No hay duda de que el plan regular de basílica latina, con una fachada plana, una nave con crucero o sin él y un ábside en el fondo, tiene una serie de elementos en desarrollo progresivo y es, por lo tanto, de un carácter estético mucho más razonado que el de las basílicas románicas alemanas, con dos ábsides contrapuestos en los extremos de una misma nave.
La misma complicación de una planta con dos ábsides y dos transeptos, exteriorizado todo ello con los altos linternones y las torres, se observa en la iglesia abacial de Santa María Laach, comenzada en 1093 y consagrada en 1156, situada en una pintoresca colina de la ribera de un lago. La iglesia de Laach es mucho más pequeña, naturalmente, que las grandes catedrales imperiales de Spira, Worms y Maguncia, pero tiene como ellas las seis torres, cuatro en los brazos y dos, cuadradas y mayores, en los cruceros. Está precedida de una especie de atrio, en el que se proyecta hacia fuera el ábside oriental.
Colonia, la ciudad santa de la Alemania del Rin, con sus innumerables iglesias, conserva también algunos monumentos románicos de los alrededores del año 1000. La iglesia de Santa María del Capitolio, de hacia 1040, presenta una planta más complicada que la de las catedrales renanas: el ábside es trebolado, con tres hemiciclos con girolas que sirven de contrafuerte a la linterna central. Por esta singular estructura triabsidal se ha querido suponer que deriva de un modelo romano o franco. Sea como fuere, este invento hizo fortuna, y la misma disposición de ábsides en trébol fue imitada en Colonia, en la iglesia de San Martín y en la de los Santos Apóstoles, hacia 1200.
Allí la nave mayor acaba en tres ábsides que externamente están reunidos por medio de unas torres que ostentan la misma decoración, lo que produce un conjunto de pintoresca perspectiva. El friso y la galería de arquillos que termina en la parte superior del edificio comunican a éste cierta unidad en medio del gran movimiento de las fachadas. La estructura tan compleja de este templo -en el que domina la planta central, cuyas partes se ordenan en torno a un eje constituido por el crucero- hacen de este edificio una de las creaciones más puras y acabadas del románico tardío en Alemania.
El románico peculiar del Rin, lleno de tradiciones carolingias y de elementos originales, había de ser sustituido por el estilo francés de los monjes de Cluny, introducido en Alemania por el abad Popone di Stablo, que lo propagó celosamente desde su convento poderosísimo de Hirsau; y ya desde este momento desaparecen las basílicas de techo plano, los grandes pilares monolíticos y los ábsides afrontados, para permitir las disposiciones de plantas más simples, cubiertas con bóvedas, de los monasterios de los monjes reformados de Cluny.
En el sur de Germania, en algunos de los territorios que después formaron parte de Austria, la influencia italiana se hizo notable. Pero la decoración, característica del estilo de los maestros lombardos, es ya bien discernible en las fachadas y torres de las catedrales renanas de Spira, Worms y Maguncia y en la iglesia de Laach.

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