La imponente silueta de la catedral románica de la Seo de Urgel proclama la grandeza y pujanza de esta populosa ciudad pirenaica en la Edad Media, cuyo influyente obispado extendía su jurisdicción hasta Andorra.
Iniciado en el siglo XI, este templo constituye, además, un excelente testimonio de la renovación que se produce en la siguiente centuria de la primitiva herencia lombarda, tan importante en el primer románico catalán, tanto por sus monumentales dimensiones como por el tratamiento de sus elementos arquitectónicos.
Para Conant supone en muchos aspectos una versión más perfecta y evolucionada de Ripoll, San Vicente de Cardona, San Pons de Corberá y San Jaime de Frontanyá. Es también una de las construcciones románicas catalanas más relevantes de la segunda mitad del siglo XII.

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