El mayor progreso de este período consiste, sobre todo, en una nueva forma, muy realista, de retrato. La caracterización individual de la personalidad, iniciada ya bajo la XXV Dinastía con el célebre busto de Mentuemhat (Museo de El Cairo) se prolongará hasta el final del período tolemaico. Estos bustos o cabezas, cuyas obras maestras son la Cabeza Verde, de Berlín, y el retrato de un sacerdote en basalto azul, del Museo de Bastan, empiezan por ser de una técnica casi milagrosa. Están labrados en piedras durísimas.
La dureza del material impuso a los egipcios de las épocas saítica y tolemaica formas lisas y geométricas. El mármol, en cambio, parece exigir los detalles anecdóticos. Las cabezas egipcias tardías son puras, impresionantes por su sencillez. La luz resbala sobre las superficies, que parecen metales pulimentados; brillan con reflejos las partes salientes y se hunden, negros, los huecos de sombra. En estas condiciones, los detalles han sido tratados con gran perfección.
Allí, a esos detalles, es donde se dirige la vista instintivamente y ninguna vacilación es admisible. Véanse las orejas de la Cabeza Verde, de Berlín, los bordes del párpado, la cabeza de Boston … Detrás de la superficie se aprecian los detalles del esqueleto, los arcos superciliares, la estructura del cráneo. Las arrugas grabadas como caligrafía sobre el rostro, las comisuras de los labios, los ojos entreabiertos les comunican una intensidad espiritualizada. Y aquellas impresionantes imágenes de la vejez, donde se manifiesta a la vez una inteligencia crítica y una superioridad burlona.
El año 525 a.C, el ejército persa de Cambises derrotó a los egipcios en la batalla de Pelusium, en el delta del Nilo. Psamético III fue ajusticiado y Egipto se convirtió en una satrapía del Imperio persa aqueménida. Todos los intentos hechos durante dos siglos para sacudirse el yugo, fracasaron. El viejo país del Nilo siguió bajo dominio persa hasta que fue ocupado el año 332 a.C. por los griegos de Alejandro Magno.
Alejandría, fundada entonces, se convirtió rápidamente en centro del comercio mediterráneo y en uno de los núcleos creadores de la cultura griega, aunque los sucesores de Tolomeo (el general al que Alejandro concedió el dominio de Egipto) mantuvieron aún hasta la conquista romana una última prolongación del arte egipcio autónomo. Es la época llamada tolemaica que termina el año 30 a.C. con el suicidio de Cleopatra, después de su derrota frente al romano Octavio Augusto en la batalla de Actium.
Gato (Musée du Louvre, París). Estatuilla zoomorfa típica de la época saíta. Este gato, que lleva un sobrio collar alrededor del cuello y señales de haber usado pendientes, atestigua la gran devoción popular que se prodigó a las representaciones animalísticas. El gato era para los egipcios señor de la alegría, de la embriaguez mística y del encantamiento musical. Son numerosas las estatuillas de animales halladas, aunque con frecuencia carecen de valor artístico.
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