De todos modos, un templo egipcio está siempre formado de la misma manera. Se llega a él por la avenida de esfinges, hasta dar con el primer pilón. Las esfinges de la avenida de Karnak tienen cuerpo de león y cabeza de carnero.
Entre sus patas delanteras están las figuras de los faraones. Son el símbolo de Amón, síntesis de Ra y Harmakhis, los antiquísimos dioses solares del delta. Atravesada la puerta, se encuentra un primer patio, lugar público donde penetraba todo el mundo.
Por este primer patio se entra a una sala destinada a las ceremonias, que es lo que se acostumbra a llamar la sala hipóstila, a causa de su construcción mediante columnas. A veces entre el patio y la sala hipóstila hay un segundo pilón, pero en los templos más sencillos se pasa del patio a la sala por una simple puerta.
Al fondo de la sala hipóstila está la entrada de la naos, o lugar santo, reservado a la comunidad sacerdotal, y después se pasa a un segundo patio, en el fondo del cual estaban las dependencias, almacenes y habitaciones de los guardianes del santuario. Todo el conjunto del templo estaba encerrado en un rectángulo formado por una doble pared, con un corredor que lo aislaba completamente del exterior. En resumen, no hay más que una sucesión de tres elementos: el pilón, el patio y la sala hipóstila, que se describirán a continuación.
El pilón, que es la puerta triunfal, sin otra utilidad que la puramente decorativa, tiene dos torres cuadradas a cada lado, que son macizas; no hay dentro de ellas ninguna habitación ni otro paso más que una pequeña escalera para llegar a los agujeros de donde salían las grandes abrazaderas que sostenían los mástiles con gallardetes en los días de solemnes fiestas.
Las grandes superficies planas de las paredes inclinadas de las torres del pilón se prestaban a la decoración en relieve, con episodios de la vida del faraón constructor del edificio; éste también solía estar representado en grandes figuras a ambos lados de la puerta, y sin duda para enriquecer más esta entrada se añadieron a veces obeliscos de granito, labrados de una sola pieza.
Las torres cuadradas del pilón se acababan con el único modelo de moldura de la construcción egipcia, o sea la gola invertida, que, con su forma saliente, proyecta la sombra dura del sol de Egipto en las líneas horizontales de remate del pilón. Algunas veces, en lugar de los dos grandes obeliscos monolíticos había dos gigantescas columnas a cada lado de la puerta, que servían también de adorno.
En cuanto a los patios, su variedad por lo que se refiere a la composición es mucho mayor y sus dimensiones varían también extraordinariamente de unos a otros.