Las pirámides de Gizeh  

Cuando Mariette exploró un edificio arcaico de la necrópolis de Gizeh, le dio el nombre, mantenido hasta hoy, de templo de la Esfinge; fue considerado enseguida como un templo de la época de las pirámides y, por consiguiente, de las primeras dinastías, aunque independiente de los sepulcros faraónicos. Se encuentra emplazado a un lado de la gran esfinge, de ahí su nombre, y estaba construido de grandes losas de granito, labradas regularmente, con el techo sostenido por pilares, que dividen su planta en varias naves. En un extremo, en el fondo de un pozo, Mariette encontró varias estatuas mutiladas del faraón Kefrén o Khafra, pero no advirtió que aquel edificio estaba relacionado con la pirámide de Kefrén y que era el templo del culto faraónico.
En la actualidad, para los egiptólogos el llamado templo de la Esfinge no es más que una dependencia del sepulcro del faraón en su morada exterior accesible, a semejanza de la cámara superior de las mastabas. Todas las pirámides tienen este segundo elemento esencial del edificio; además del túmulus con su cripta, que es la pirámide, hay un segundo sepulcro, habitación del doble, que se encuentra al pie mismo de todas ellas, donde están sus estatuas. Un tercer elemento ha sido reconocido en el conjunto monumental de las pirámides, como ya era de esperar, dado el carácter religioso de los faraones, y éste es el templo para el culto popular del soberano, divinizado después de su muerte.
La teoría de las pirámides propone, para el sistema monumental del sepulcro de un faraón de las primeras dinastías, estos tres edificios indispensables: 1.°, el túmulo para el sarcófago, o pirámide propiamente dicha, con su cámara funeraria y una pendiente apropiada para la ascensión a Ra; 2.°, el sepulcro exterior, habitación para el doble, donde se le encuentra reproducido en escultura, como sucedía también en las mastabas; y, 3.°, el templo para el culto del monarca divinizado, que acostumbra a estar un poco más lejos y unido a la pirámide por una avenida monumental, a la cual los griegos llamaban dromos. Los arqueólogos alemanes exploraron cerca de Abusir un conjunto completo de estas sepulturas reales con los tres elementos, pertenecientes a la V Dinastía. La reconstrucción de Borchardt da el aspecto general que debían de presentar los edificios reunidos; se ven las pirámides con sus templos al pie para el doble y su segundo templo, ya cerca del río, para el culto público.
La colosal figura de la esfinge, de cabeza humana y cuerpo de león, de 70 metros de longitud y 20 metros de altura, se levanta junto a las pirámides de Gizeh. Para labrarla, aprovecharon un montículo de caliza de la llanura, que se completó con grandes bloques, pero las arenas del desierto la cubren en su mayor parte, escondiendo un santuario que en la época romana se improvisó en el seno del monstruo.
La verdadera significación de esta figura durante mucho tiempo ha sido un enigma. En un principio se creyó que estaría dedicada a Harmakhis, o el Sol de levante, porque la cabeza mira hacia Oriente; actualmente se cree que representa al faraón Kefrén, junto a cuya pirámide se encuentra. Una inscripción, ya tardía, prueba que por lo menos mil años después se creía que la esfinge representaba a este faraón. Las terribles mutilaciones que ha sufrido y que tanto preocupan a los restauradores, agrandan todavía más sus ojos, fijos, abiertos, que escrutan la aurora de un horizonte más lejano que nuestro horizonte terrestre. Esta mirada lejana del monstruo esculpido hacia el año 2800 a.C, clavada en el horizonte por donde sale el sol, ha motivado que el romanticismo moderno se haya complacido en ver en esta gigantesca escultura el misterio de las grandes preguntas sin respuesta. El manto que la esfinge lleva en la cabeza es el klaft, que ostentan siempre las estatuas reales de los faraones.
En la actualidad se pueden considerar como monumentos religiosos los templos adyacentes a las pirámides, que son, en cierto modo, los antecesores de los grandes templos tebanos de las dinastías sucesivas. Constan de un patio anterior, una sala para el culto privado de los sacerdotes que cuidan del edificio funerario y además otra sala reservada para el dios, cuyo acceso está vedado y donde no entran más que los sucesores directos del monarca. Los templos para el culto popular, asentados ya algo más lejos del túmulo, en el valle, tienen también una sala sostenida mediante columnas.
Todos los elementos característicos del templo egipcio que se encontrarán después en los grandes templos tebanos se encuentran ya en estos santuarios del primer Imperio. En los templos de las pirámides de Abusir, las columnas están formadas por tallos de loto, con el capitel constituido por una flor cerrada. Otros semejan tallos de papiros reunidos y palmas, y las basas de las columnas son siempre pequeñas o no existen.
En cuanto a la arquitectura civil, las escenas pintadas y relieves que cubren las paredes de las mastabas enseñan que las casas particulares estaban hechas con madera y cañas, y esteras de colores. A menudo, los relieves en piedra reproducen las formas de estas construcciones ligeras, que debían de cubrir el suelo de Egipto; los pies derechos ensamblan con las piezas horizontales, y las pinturas acaban de completar el realismo con los tonos vivos y calientes en que figuran estar pintadas las esteras.

piramide kefrén

Pirámide de Kefrén (Gizeh, Menfis). La pirámide de Kefrén fue conocida en la Antigüedad como la gran pirámide ya que parecía ser más alta que la de Keops, pero esto se debe a que fue construida en un lugar más elevado y presenta un ángulo más inclinado en sus caras.