Desde 1916, año en que cerraron el primer acuerdo, hasta el 24 de enero de 1920, fecha de la muerte del pintor, Léopold Zborowski y Amedeo Modigliani mantuvieron una relación cada vez más estrecha que, si al principio nació como una asociación de naturaleza comercial, pronto pasó a ser a mucho más.
Al parecer, Zborowski no sólo admiraba la obra de Modigliani sino que estaba también fascinado por la personalidad del artista.
El polaco lo sostendría y ayudaría, no sólo económicamente sino facilitándole la vida en todo cuanto pudo. «Cuando las cosas empeoraron, ‘Zbo’ llegó al extremo de vender, por afecto a Modí, sus trajes y los escasos objetos de valor que poseía».
Fue él quien lo exhortó a marchar al sur de Francia para recuperar las fuerzas, cuando Jeanne Hébuterne se quedó encinta, y fue él también quien alquiló el estudio de la Rué de la Grande Chaumiére.
Léopold fue retratado varias veces por Modigliani en el transcurso de los años, y en cada ocasión el artista parece captar un aspecto distinto de su personalidad.
Una vez muestra al poeta y otra, como sucede en este caso, al hombre de mundo, al comerciante, compuesto y encorbatado, con un traje marrón rojizo, perfectamente peinado y con la barba elegantemente recortada. Sobre los retratos de Modigliani escribió Jean Cocteau que el parecido no era más que «un pretexto del pintor para afirmar su propia imagen. Y no su imagen física, sino la misteriosa…»

Óleo sobre lienzo, 120 x 64 cm.
Sao Paulo, Museu de Arte de Sao Paulo, Assis Chateaubriand.
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