Realizado por Klimt dos años antes de su muerte, es uno de sus últimos paisajes y demuestra que su cambio estilístico afectó también a este género. Por desgracia se quemó con el resto de la colección Lederer en el incendio del castillo de Immendorf, pero una fotografía en color nos permite conocerlo hoy.
En el lienzo, el artista vuelve sobre el tema de una obra de 1899 que representaba unos pollos en un prado, en un estilo análogo a Después de la lluvia.
La distancia de un cuadro a otro es por lo tanto enorme. La superficie está organizada de un modo rigurosamente simétrico, con el sendero central flanqueado por dos setos.
Klimt retoma así la alternancia de llenos y vacíos que había caracterizado sus comienzos como artista gráfico, pero el sendero blanco tiene ahora como única función la de hacer destacar los pollos del título y aligerar un conjunto que de otro modo resultaría sofocante.
El espacio sin horizonte bulle de flores y hojas, que se yuxtaponen y superponen en un ininterrumpido pensamiento decorativo. La nueva oleada de cristalización ornamental que aparece en algunos de los últimos retratos convierte de igual manera la vegetación en una especie de bordado.
Ante nuestros ojos se extiende como un apretadísimo tejido y ni siquiera la presencia de los dos pollos introduce una nota viva en el conjunto, sino que añade una variación sobre el tema de las formas encajadas.
El cuadro destruido representaba un caso extremo, pero un tratamiento análogo de la superficie pictórica se deja sentir también en algunas vistas de Attersee y en una de Malcesine, donde casas, agua y árboles se entrecruzan sin que pueda entrar un solo rincón de cielo para que la composición respire.
Estos ejemplos suscitarán el interés de Schiele, que en sus escasos paisajes hará referencia a las vistas klimtianas.

Óleo sobre lienzo, 110 x 110 cm.
Destruido en 1945 en el incendio del castillo de Immendorf .
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