En una de sus últimas obras, Klimt vuelve sobre el tema sáfico, que había tratado varias veces en obras anteriores como las dos versiones de Serpientes de agua. El amor femenino es recurrente además en diversos dibujos eróticos, que ocupan buena parte de su actividad gráfica.
Si en los dibujos a lápiz las representaciones son a menudo muy explícitas, el sentido del cuadro, aun siendo perfectamente comprensible, se atenúa en el carácter decorativo del conjunto.
En el centro de la composición hay dos mujeres abrazadas; una de ellas, desnuda pero enjoyada, apoya el rostro ausente en el hombro de su compañera.
Esta viste un amplio traje de color anaranjado y lleva el cabello cubierto por un turbante blanco; vuelve la cabeza hacia el observador con expresión a un tiempo lánguida y descarada. Las figuras están cortadas por los dos márgenes del lienzo, en un encuadre que parece inspirado en una toma cinematográfica.
El objetivo parece abrirse para incluir el fondo, donde los cuerpos de las protagonistas, casi bidimensionales, parecen encajados más que superpuestos.
Las paredes, de un naranja más rosado, menos vibrante que el del traje de la mujer en primer plano, están adornadas con una serie de pájaros estilizados, de significado claramente alusivo. A la derecha se ve un pequeño cisne, que evoca el tema de otra obra klimtiana de la época, una Leda asimismo quemada en 1945.
En el otro lado aparece una especie de pavo, cuyo cuerpo está compuesto por la unión de formas diversas y donde el artista lleva al extremo la técnica del mosaico, que cobra nuevo vigor en su producción tardía.
El vivo colorido del cuadro, las figuras de los volátiles, el encuadre fotográfico y la anulación de la tridimensionalidad se inspira nuevamente en las estampas japonesas.

Óleo sobre lienzo, 99 x 99 cm.
Destruido en 1945 en el incendio del castillo de Immendorf .
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