Esta es una de las obras paradigmáticas de la etapa granadina de Fortuny, período en el que, sin dejar de lado la minuciosidad del detalle, el pintor se interesó especialmente por la plasmación de la intensa luz del sol meridional.
Como en otras pinturas de la misma época, son las negras sombras proyectadas en suelos y paredes las que ayudan a potenciar los fuertes efectos de la luz andaluza en sus paisajes y rincones. El pintor también se interesó por la plasmación de las arquitecturas, mostradas a través de una acusada perspectiva geométrica.
En este caso concreto, la casa que aparece a la derecha de la composición es un edificio construido en el siglo XVIII después de la destrucción de la antigua madraza musulmana. El edificio del fondo es el antiguo Colegio de San Fernando, hoy desaparecido.
Asimismo, el edificio de la izquierda es fruto de la imaginación del pintor y en él se representa una hornacina con una Piedad.
La escena costumbrista que aparece en la parte inferior de esta casa, tratada con la minuciosidad que le dio fama internacional, fue añadida en una fase posterior y, como ya resulta habitual en el pintor, no es más que una excusa para el resto de la composición.
Fortuny realizó esta escena en su taller de Roma; al mismo tiempo redujo la superficie de la sombra que se proyecta en primer término.

Óleo sobre madera, 35 x 48,4 cm.
Granada, Museo de Bellas Artes.
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