Durante su estancia en Italia, Fortuny tomó numerosos apuntes del natural que aportaron a sus composiciones una atmósfera de cotidianidad, como se puede observar en esta acuarela.
La obra presenta un fraile pidiendo limosna, un tipo popular y muy frecuente en las calles italianas de aquel entonces, con su particular hábito de franciscano. El pintor plasmó su gesto y actitud, aunque lo que más le interesaba era simplemente retratar lo que veía y cómo lo veía.
En esta pequeña acuarela vuelve a ponerse de manifiesto la atracción que Fortuny sentía hacia la luz y el color, sea cual sea, captando con suma habilidad la figura solitaria del hombre que aparece recortado sobre un fondo neutro, casi esbozado.
El pintor se detuvo en mostrar con esmero la calidad y textura del tejido del hábito, realizando los detalles con dinámicos toques del pincel.
El dibujo preciso y el toque de color de esta acuarela vienen dados con una gran rapidez, aspecto característico del estilo de Fortuny, presente en toda su trayectoria artística.

Acuarela, 26,8 x 15,5 cm
Madrid, Museo Nacional del Prado.
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