Se piensa que esta obra reproduce una vista del barrio de Antequerela y del Campo de los Mártires, tomada desde el monte Mauror, con Sierra Nevada al fondo.
Se identifican los edificios que aparecen representados, e incluso el camino ascendente que posteriormente fue cerrado y convertido en muro de contención.
Aunque no se tiene la certeza absoluta, podría ser que Fortuny en este óleo representase la vista que contemplaba desde el taller que había alquilado en Los Mártires.
Esta obra, pintada seguramente entre primavera y verano de 1871, es una de las pocas pinturas del artista catalán que se insieren plenamente en el género del paisaje.
Y es que Granada supuso para Fortuny el descubrimiento de una nueva luz y de la pintura al aire libre, cosa que deseaba cada vez más.
En esta pintura, pese a estar inacabada, se aprecia una pincelada rápida y enérgica con la cual, mediante pocos trazos, el pintor logró crear todo tipo de formas y, especialmente, captar los efectos del sol en su superficie.
La obra, después de estar en posesión de la viuda del artista, fue adquirida por el director de los Museos de Barcelona en los años veinte del siglo pasado.

Óleo sobre lienzo, 80 x 44 cm.
Barcelona, Museu Nacional d’Art de Catalunya.
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