Con motivo de su boda con Cecilia de Madrazo y Carreta, hija del insigne retratista Federico de Madrazo, Mariano Fortuny pasó una temporada en Madrid entre los años 1867 y 1868.
Durante ese período ejecutó las pinturas de diversas iglesias de la capital española, entre ellas las de Santa Cruz, San Ginés y San Sebastián. En esta última fue donde el pintor contrajo matrimonio.
Puerta de la iglesia de San Sebastián es una pintura que resulta interesante principalmente por su calidad lumínica. El pintor logró plasmar la luz tamizada por los ventanales del santuario, creando un espacio de silencio y recogimiento, como corresponde a un lugar de culto. A la creación de este espacio de intimidad de la iglesia se suma el espacio físico; mediante la puerta medio abierta Fortuny dio profundidad a la composición.
El artista parece jugar en esta pintura con todas las tonalidades de ocres, entre las que destacan las notas de blanco de los papeles colgados en la puerta y en la pared de la iglesia. Ante el relativo detallismo y minuciosidad con que Fortuny pintó la puerta, destaca el pavimento del templo realizado con una pincelada mucho más ancha e irregular.
Con esta pintura se observa una vez más la calidad del dibujo del pintor catalán, que empleó una pincelada rápida y diluida que se detiene en determinados puntos para mostrarlos con el más absoluto detallismo.

Óleo sobre madera, 16×24 cm.
Vilanova i la Geltrú, Biblioteca Museo Víctor Balaguer.
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