En 1917 Klee ejecuta una serie de obras que se valen, cada una en clave distinta, del principio de los discos coloreados simultáneos de Delaunay y el dinamismo de las composiciones futuristas.
Obras como la acuarela Con el arco iris o Paisaje con sol poniente tienen su eje en movimientos circulares determinados por las formas de los temas elegidos (el arco iris y el sol), de donde parten las líneas de fuerza de las cuales surge la composición.
Junto a ellas, sin embargo, aparece la flecha, que en la acuarela aquí reproducida es el centro propulsor del dinamismo del que brotan las franjas de color. Así pues, símbolos como la iglesia y el sol, el arco iris o una casa, se convierten en pura fuerza desencadenante de juegos cromáticos y trayectorias de líneas que se quiebran, organizadas en una estructura simétrica y equilibrada.
El tema de las líneas rotas, que crean ángulos marcados y colocados uno «dentro» de otro, había sido ya abordado por Klee en la obra a lápiz y acuarela titulada Ángulos coloreados, donde una sola línea se encarga de desarrollar una intrincada intersección de movimientos.
Los símbolos, a modo de figuras comunes y reconocibles, muchas veces ya aludidas en los títulos de las obras, devienen representantes de figuras totalmente interiorizadas, psicológicas, abstraídas de todo tipo de narración y referencia a la realidad del paisaje, en el cual, con todo, parecen inspirarse.

Acuarela sobre imprimación de yeso sobre tabla, 33 x 26 cm.
Paradero desconocido desde 1981.