No todas las vasijas romanas eran tan refinadas como las cerámicas de brillo rojo, se hizo una gran cantidad de recipientes para su uso en la cocina, así como para los miembros menos acaudalados de la población.
La cerámica romana basta se hacía de arcillas locales cocidas sin recubrimiento de engobe vítreo. Se hizo en la eficaz y rápida rueda de alfarero con variedad de formas, pues era la cerámica ordinaria de cada día para la mayoría de la gente; se produjo en muchos centros diferentes, principalmente para los mercados locales.
Los romanos, sin embargo, dirigían incluso la cerámica hecha localmente, para imponer a través de todo el imperio la influencia romana sobre las formas. Tales cerámicas constituyen una serie vivaz y a menudo descuidada de las vasijas romanas.