La tribu hohokam que vivió en los valles Gila y Salt, en Arizona, desarrolló el uso del método de la paleta y el yunque, para la construcción de vasijas.
Es característico un hombro agudo en la vasija, formado por la unión entre la base redondeada y las paredes rectas, que probablemente se desarrolló por el método de construcción.
La cerámica Mimbres, hecha en el valle del Mimbres, en el sureste mexicano, combina técnicas e influencias culturales para producir una de las más hermosas y diferenciadas cerámicas de América.
Los cuencos son la principal forma que se ha conservado, probablemente porque eran enterrados con los difuntos. A menudo tienen un pequeño agujero golpeado en la base, sin duda para hacerlos inútiles a los ladrones, aunque existe una teoría de que ciertas tribus, creyendo que los objetos inanimados, así como los animados, poseían alma, rompían intencionadamente los objetos de enterramiento para liberar a éstas. Los cuencos, bastante sencillos de forma, son notables por su decoración pintada.
Algunos tienen dibujos geométricos complejos y bellamente ejecutados en engobe blanco y negro, en los que los dibujos en negro macizos y rayados se combinan para recubrir la mayor parte de la superficie.
Otros cuencos tienen dibujos realistas de animales, aunque ligeramente estilizados, que quizá son los más característicos. Estos dibujos no están sólo bellamente trazados, sino que están espaciados de tal manera que implican una tensión y una preocupación por los aspectos más finos del arte.
Frecuentemente muestran criaturas como insectos en pares opuestos, pintados en negro sobre fondo blanco. Bastante a menudo el negro era reemplazado por tonos oscuros. La producción de esta cerámica cesó alrededor del siglo XIV.