Los visigodos procedentes del Norte, invadieron España al comienzo del siglo VI d.C., estableciendo un reino que duró hasta la invasión musulmana en 711 d.C. Situaron la capital en Toledo, en el centro de España.
Se conoce poco acerca de la cerámica hecha por los visigodos, pero se han identificado dos grupos que reflejan dos grandes influencias.
El primer grupo era cerámica hecha con barro cocido a baja temperatura, decorada con dibujos impresos, o moldeados y generalmente sin vidriar. Esto refleja quizá los métodos de decoración utilizados por los romanos. En el segundo grupo la cerámica estaba decorada con vidriados sencillos, amarillentos o verdosos.
El comercio y contacto con Bizancio, durante los siglos VII y VIII, pudo haber sido el medio por el que se introdujo el vidriado en España.