Las cerámicas vidriadas al plomo fueron, sin duda, las series más populares de utensilios hechos en toda Europa, desarrollándose en cada zona estilos característicos.
La mayoría fueron hechas con arcillas de la zona y recubiertas con un engobe blanco o crema y un vidriado incoloro al plomo, muchas veces salpicado con óxidos colorantes.
Los dibujos reflejaban con frecuencia flores y pájaros locales, o conmemoraban acontecimientos especiales.
Básicamente, las formas estaban diseñadas para se fuertes y prácticas y estaban pensadas para el uso en el hogar o la granja. Se absorbieron, sin embargo, influencias de otros tipos de vasijas; por ejemplo, los jarros albarello, hechos en Beauvais, Francia, se basaban en formas italianas o islámicas, vidriadas al estaño. La decoración incisa a través de un engobe blanco y hecha resaltar con óxidos colorantes y fluidos, fue una adaptación local.
En Europa central se hicieron cerámicas rojas, a menudo con una decoración de engobe chorreado, animada con motivos florales y animales con sencillez y gran vigor.
Las formas y estilos de decoración eran bastante característicos de esta zona. En el norte de Alemania se hicieron excelentes cerámicas vidriadas al plomo y decoradas con engobe con dibujos formales basados en tulipanes, incisos a través del engobe o pintados bajo el vidriado incoloro.
De esta zona fue de donde emigraron muchos ceramistas a Pensilvania, Estados Unidos, durante el siglo XVIII, estableciendo talleres en los que hicieron cerámicas con la decoración basada en los estilos alemanes, aunque las formas cambiaron para ajustarse al nuevo estilo de vida.