Desde alrededor del 1000 a. C., comenzó a emerger la cultura griega clásica, tal como ahora la entendemos. En Grecia el arte era del pueblo; la comunidad, la religión y las artes estaban estrechamente ligadas. El estado era el patrón principal de las artes, actuando como tal a través de las asambleas, los consejos y los magistrados. El arte estaba completamente entrelazado con la vida cotidiana y no era exclusivo de los ricos.
La cerámica en gran parte fue considerada de la misma manera. La cerámica pintada, cuidada y muy complicada, era contemplada como cualquier otra forma de arte y fue utilizada en varias ocasiones para monumentos funerarios y como premio en los triunfos atléticos. Se hizo poca cerámica simplemente para ser expuesta; la mayoría de ella tenía una función específica clara. La cerámica sin decorar constituía probablemente la mayor parte de la producción total, pero al no ser tan apreciada no ha perdurado en la misma proporción.
La mayor parte de la cerámica sin decorar, hecha para cocinar y para su uso en el hogar, se hizo localmente, mientras que la cerámica pintada se hizo en dos centros especiales: Corinto y Atenas, poseyendo ambos grandes yacimientos de arcilla fina roja y amarilla.
La mayor parte de la cerámica pintada griega que se exhibe actualmente en los museos se ha encontrado en tumbas, lo cual indica que era muy apreciada y considerada. La cerámica pintada era valorada por la cantidad de trabajo y habilidad que tal pintura implicaba y por la naturaleza de las escenas representadas.
Éstas se relacionaban con acontecimientos míticos, así como contemporáneos; aunque las vasijas se decoraban para hacerlas atractivas, casi hasta convertirlas en obras de arte. Las pinturas de las vasijas griegas, que reflejan la cultura y tradición de las sociedades griegas, son una fuente vital para conocer la historia de los griegos y por tal razón se han estudiado intensamente.
Las vasijas griegas tienen dos características únicas: la forma y la decoración. Las formas eran diseñadas y hechas con precisión, utilizando figuras frágiles y limpias que debían mucho al trabajo de los metales. Cada forma en particular era llevada a cabo para un uso específico y se le daba un nombre que se relacionaba con tal función. La pintura decorativa de la superficie de la vasija, así como era diestra, artística y técnicamente, estaba estrechamente relacionada con la cultura griega contemporánea.
Todas las pinturas se refieren a incidentes concretos, o cuentan una historia y utilizan un sistema complicado de referencia a los dioses masculinos y femeninos, que debe haber sido comprendido por la mayoría de las gentes. Los dibujos no son arbitrarios, sino que han sido llevados a cabo cuidadosa y sutilmente para transmitir su mensaje.
Algunas escenas, tales como las usadas a menudo en la base de las copas de vino, eran lascivas y hacían sugerencias sexuales que no necesitaban interpretación. Otras eran alusivas o conmemoraban acontecimientos importantes, pero todas se basaban en que, quien las visualizaba, tenía toda la información necesaria para leer e interpretar el relato.
Cuenco de dos asas con dibujo de figuras formales en el estilo geométrico. Grecia. Aproximadamente 900-800 a.C. (British Museum.)